Suenan los cuartos tras las cuatro campanadas en Mestalla

Al Celta le interesa la Copa y lo dejó claro con los primeros 18 minutos. Ese fue el tiempo que necesitó para batir tres veces a un Valencia mermado por las bajas en defensa y tocado en lo institucional tras la marcha de Prandelli. Los de Berizzo hurgaron en la herida che y dejó casi lista para sentencia su eliminatoria de octavos de final aprovechando los errores del rival y escondiéndole el balón. 

El Toto lo anunció antes del encuentro y fue fiel a su palabra: salió con todo a Mestalla con la intención de encarrilar la eliminatoria. Presentó su once más titular posible, solo faltaron Orellana y Sergi Goméz de los más habituales y Sergio ocupó la portería como el guardameta de la Copa. Con la presencia de Radoja y Chelo en la contención, Wass se situó una posición más adelantada de lo habitual, por el extremo derecho, al estar cubierta la contención con Radoja y el Chelo Díaz.
Todo lo contrario le ocurrió a Voro en su quinto rescate del Valencia. El entrenador che estuvo condicionado por las numerosas bajas del equipo, especialmente en defensa donde no pudo contar con ninguno de los cuatro centrales del equipo ni con Gayá. Eso le obligó a improvisar con Mario Suárez retrasando su posición a la de central y recurrir al canterano Javi Jiménez, que de esta manera debutó con el primer equipo. 
La joven promesa no tuvo el mejor estreno deseado. En el primer acercamiento al área del Celta realizó una entrada sobre el Tucu Hernández y Estrada Fernández señaló penalti. Aspas transformó la pena y avivó la tensión en un Valencia revuelto en las últimas semanas. Solo habían pasado 3 minutos.
Durante los minutos siguientes el Valencia se animó a ir a por el empate, pero en el siguiente acercamiento celeste llegó el segundo tanto visitante. Bongonda presionó de manera correcta la salida del Valencia, le robó el esférico a Cancelo en la frontal y disparó a puerta. El esférico dio en Javi Jiménez y el cambio de trayectoria sorprendió a Domènech. El 0-2 hundió al Valencia. 
El Celta aprovechó el desánimo del conjunto che para cerrar casi la eliminatoria. Bongonda volvió a irse por velocidad por la banda izquierda y brindó un centro que remató Wass desmarcado en el corazón del área. Llegaba el tercero del Celta en 18 minutos y con él estalló Mestalla. La grada empezó a dirigirse al palco y los jugadores ponían más voluntad que juego para intentar acortar distancias. 

Trabajo hecho

Con el marcador -y la eliminatoria- tan favorabe, el Celta movió el balón con calma en las zonas tranquilas del campo cuando tuvo la posesión e intentó forzar otro error con la habitual presión en campo contrario. Por su parte, el Valencia se mostraba muy nervioso, con entradas subidas de tono y exacerbadas protestas al colegiado a cada decisión que no les satisfacían. Había intención pero faltaban las ideas. Solo fue capaz de llegar con peligro al filo del descanso con un mano a mano de Rodrigo a un buen pase de Parejo, pero Sergio estuvo atento.
Berizzo aprovechó el descanso para reactivar al equipo y el Celta salió a hacer su juego. Se adueñó completamente del balón, lo recuperaba rápido con una fuerte presión y recuperó la voluntad de marcar, que se había diluido en algunos momentos de la primera parte. Aspas pudo marcar el cuarto de la noche al fallar un mano a mano contra Jaume Domènech y el Valencia cogió algo de aire al encontrarse con su primer gol. Cabral perdió la pelota ante Rodrigo y el delantero valencianista se presentó en el área. Sergio provocó el penalti y Parejo se encargó de transformarlo.
Con el gol el Valencia creció, empezó a achicar al Celta en su campo pero fue incapaz de quitarse los nervios de encima y eso le impidió generar más peligro. Mientras, un recién entrado John Guidetti cerraba el partido con el 1-4 tras definir un gran pase de Bongonda. Con el gol del sueco el Valencia bajó los brazos, parte de la grada abandonó su asiento y el Celta dejó sentenciada una eliminatoria como nunca había hecho: marcando cuatro goles en Mestalla.