La inolvidable visita del Espanyol

Celta y Espanyol vuelven a verse las caras en una lucha directa por alcanzar los puestos de Europa, una estampa muy distinta a la que se vivió hace no tantos años. El 1 de junio de 2013, ambos equipos se veían las caras y en el mismo escenario, pero el conjunto celeste vivía una situación agónica. Era la última jornada de Liga y el Celta tenía que ganar y esperar a lo que sucediera en el Deportivo-Real Sociedad para evitar el descenso a Segunda División. Todo salió a pedir de boca para los intereses celestes.

Más de un celtista perdió años de vida en la primera mitad del 2013. El equipo, recién ascendido a Primera División, fue en picado desde comienzos de año con solo dos victorias en los primeros cuatro meses del año. Eso situó al Celta en puestos de descenso y casi sentenciado a Segunda División. El equipo, del que había tomado los mandos Abel Resino en febrero, reaccionó a falta de siete jornadas para el final de Liga, pero era tal la situación del club que las matemáticas solo daban al Celta un 4,01% de posibilidades de salvarse a falta de dos jornadas. Casi imposible.
Pero tras una victoria agónica ante el Valladolid en la penúltima jornada de Liga, en el que debutó un jovencísimo Rubén Blanco en la portería por la lesión de Javi Varas, equipo y afición creyeron en la salvación, a pesar de que no dependían de sí mismos. Y así llegó el día del Celta-Espanyol. El conjunto perico no se jugaba nada en esta jornada y el Celta todo. Los celestes asumieron el control del partido y a los quince minutos conseguían el gol que a la postre serviría para quedarse en Primera. El héroe fue inesperado: Natxo Insa. El alicantino fue el que anotó el tanto después de un gran quiebro de Iago Aspas en la banda izquierda, que centró el balón al área donde encontró al centrocampista, poco acostumbrado al gol.
La alegría fue completa cuando desde Riazor llegaban las noticias de que el Deportivo perdía contra una Real Sociedad que se estaba jugando sus opciones de jugar Champions (0-1). La locura se desató en Balaídos con el final del encuentro y la temporada sería recordada como la del milagro del 4%. El Celta había conseguido permanecer en Primera a la vez que enviaba a su eterno rival al infierno de Segunda. Tal fue la gesta, que hoy en día se canta una versión celeste del "decime que se siente", en la que se canta la historia de aquel día al son de la canción original de la afición de Argentina.
Aquella visita del Espanyol quedó grabada a fuego en el recuerdo del celtismo y la de esta noche puede ser el primer paso para encaminarse hacia los puestos de Europa League.