Ni siquiera Aspas pudo salvar una bochornosa primera parte

El Celta volvió a las andadas en la Liga. Ofreció una de las peores imágenes de la temporada en la primera parte ante un Alavés plagado de suplentes y con la cabeza puesta en la final de la Copa del Rey. El conjunto celeste apenas generó peligro sobre la portería vasca y cometió errores garrafales que le facilitaron el trabajo a la delantera local. Pero lo peor fue que se volvió a ver esa actitud indolente: al equipo le faltó espíritu competitivo y durante buena parte del encuentro se limitó a mover el balón de un lado para otro sin ninguna intención. Aspas salió al rescate en la segunda parte y maquilló el resultado, pero por ahora no realiza milagros.

A ninguno de los dos equipos les interesaba especialmente este encuentro. Ambos están sin aspiraciones en Liga y eso se notó en los onces. Berizzo dio descanso a casi todos los titulares en Old Trafford y sólo mantuvo a uno por línea: Roncaglia, Wass y Pione Sisto. La gran sorpresa estuvo en la portería, ya que tras 19 partidos en el banquillo celeste, llegó el debut de Iván Villar. Por su parte, Pellegrino también dejó claro que planificó este encuentro pensando en la final de la Copa del Rey y planteó un once mezclando titulares y suplentes. La mayor parte de las novedades vascas se acumularon en la línea de ataque con hombres como Toquero, Katai y Sobrino.
El partido estuvo marcado con un ritmo muy lento y protagonizado por los errores defensivos clamorosos del Celta. A los cuatro minutos llegó el primero, Marcelo Díaz tuvo una pérdida de balón en las proximidades de su área impropia de un jugador de Primera División y Manu García aprovechó el regalo para anotar el 1-0. A los 17 minutos, Feddal ponía el segundo tras rematar totalmente libre de marca un córner servido por Feddal desde la banda izquierda celeste.
Lo peor en el cuadro vigués no era el resultado, si no la actitud. El conjunto celeste se vio muy pronto por detrás y pareció que no le importaba. Antes de llegar el segundo tanto se adueñó del balón pero apenas consiguió generar peligro sobre la portería rival. Se limitaba a moverlo en el centro del campo, abusando del pase horizontal y casi incapaz de generar daño. Lo único que dejó en los primeros 45 minutos fue una filigrana de Beauvue, que remató de chilena un balón en largo llegado desde el centro del campo. Fue la única vez que se vio a Pacheco en la primera parte.
Con el 2-0 la posesión era del Celta pero la sensación era de que el Alavés estaba haciendo lo que quería y cuando quería. El cuadro vasco era el único que buscaba portería y el marcador podría haber sido más escandaloso de no ser por el joven Iván Villar, que evitó que el balón se colara en la portería. Aún así, poco después llegaría el tercer gol del partido, una vez más a raíz de un error defensivo. Vigaray avanzó por la banda izquierda celeste y centró al área un balón que remató Deyverson al fondo de la portería. El ariete brasileño se zafó con excesiva facilidad del marcaje de Sergi Gómez en la jugada del tanto.
Las malas noticias se acumularon para el Celta. Al filo del descanso, Marcelo Díaz tuvo que retirarse por unos mareos y entró el 'Tucu' sin apenas calentar. Berizzo introdujo un segundo cambio con el inicio de la segunda mitad, entró Iago Aspas por Bongonda y la imagen del equipo mejoró. En los primeros quince minutos tras el descanso el cuadro vigués ya hizo más en ataque que en toda la primera parte. Incluyendo una buena pared entre Aspas y Beauvue que casi acaba con gol del de Moaña.
En un ambiente que el partido ya estaba decidido, el '10' celeste intentó todo lo que estaba en su mano por recortar distancias. El Alavés ya había bajado una marcha sabedor de que tenía el encuentro en el bolsillo, mientras que a los compañeros del delantero morracense les estaba costando despertar de la siesta de la primera parte. Le tocó hacer buena parte de la guerra por su cuenta y casi le salió. Pacheco empezaba a inquietarse ante los disparos del de Moaña desde dentro y fuera del área.
Al final la insistencia tuvo su premio. Pione Sisto sacó un penalti a favor muy riguroso y Aspas anotaba el primero a falta de 14 minutos para el final. Engañó a Pacheco en el lanzamiento. Tras meter el gol de la honra se bajó el telón del partido. El Celta parecía conforme por haber lavado un poco su cara y el Alavés tampoco quería hacer más sangre.
La recta final dejó un par de entradas excesivas para la dinámica del partido, incluyendo un codazo de Aspas a Feddal que se saldó con amarilla pero que otro colegiado podría haber optado por la roja. Pero el de Moaña todavía tenía algo que decir, en el tiempo añadido sirvió un pase a Beauvue dentro del área y el francés estrelló el balón al palo.
Los últimos partidos en esta Liga solo le están sirviendo al Celta para manchar una de sus mejores temporadas de su historia. Ya son cinco las derrotas consecutivas en la competición doméstica.
 

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