El filial sobrevive a un equipo de carniceros
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El Celta B se va con ventaja al partido de vuelta de la primera ronda de la fase de ascenso a Segunda tras vencer 2-0 al Marbella. Los de Rubén Albés sobrevivieron a un fútbol rudo, en muchas ocasiones violento, pero se deberán preparar para un encerrona en la Costa del Sol a tenor de lo visto en Barreiro.
En un abarrotado Municipal de Barreiro, con cerca de 4.000 personas animando sin parar, Celta y Marbella protagonizaron unos primeros minutos típicos de una fase de ascenso. Ambos conjuntos medían sus fuerzas sin que ninguno lograse imponer su juego sobre el rival.
Las primeras ocasiones llegaron del lado local cerca del diez, con un centro raso de Eckert que Wilfred mandó a córner y y un potente disparo de Brais Méndez que se marchó por poco. Fueron los primeros avisos antes del gol de Dejan Drazic, el serbio cogió la pelota en la esquina diestra para batir a Wilfred.
Sin tiempo para celebrar el primero llegó el segundo, obra de Juan Hernández, el máximo goleador de la fase regular, el extremo aprovechó un centro al área para colocar, con el exterior del pie, el balón fuera del alcance del meta marbellí. Cuando el choque parecía encarrilado, el filial se echó atrás y permitió al conjunto andaluz recuperar el pulso del partido.
Las indecisiones en defensa, unidas a una excesiva endeblez en mediocampo, donde Rai Marchán no estaba encontrando la ayuda de Álex Serrano permitieron al Marbella gozar de sus primeras oportunidades claras. Por suerte para los de Rubé Albés, los de la Costa del Sol no estaban acertados.
Drazic, lesionado
Los problemas continuaban para un Celta muy exigido por el rival y que tenía que prescindir de uno de sus mejores hombres por lesión. Dejan Drazic sufría un problema muscular y abandonaba el campo en el minuto 40 por Dani Molina, que había debutado en Primera este sábado. Aguantaba el filial el resultado al descanso en un primera mitad muy bronca donde el Marbella buscó igualar su menor calidad con un fútbol rudo, en muchas ocasiones violento.
Pocas cosas cambiaron en la continuación, el Marbella seguía apostando por un fútbol bronco que, poco a poco, iba desquiciando a los celestes. Brais era el objetivo, cada vez que el centrocampista tocaba el balón un rival se encargaba de propinarle una dura entrada.
El Celta sobrevive a la dureza rival
El Marbella gozó de su primer saque de esquina en el 63, una clarísima ocasión de gol que tuvo que sacar Kevin en la misma línea. El Celta sufría por el juego violento del Marbella y por el calor reinante en la matinal viguesa. Rioja, que ya se habái ganado la expulsión a punto estuvo de mandar al capitán al vestuario tras un empujón que mandó a Kevin contra el banquillo del Marbella.
Ros salvó el tanto visitante, de nuevo en la raya de gol, mientras el cuadro andaluz, con un fútbol directo, atosigaba a los de Rubén Albés, que llegaban muertos al tramo final del partido. Rubén Albés apostaba por reemplazar a un desacertado Brais por Pastrana para afrontar los últimos minutos del choque.
Eckert tuvo en el 84 la primera ocasión clara para el Celta en la segunda mitad, pero el hispano-alemán llegó sin aire al remate y mandó el esférico directo a las manos de Wilfred. La dureza del Marbella se veía reflejada en una nueva entrada de Otín sobre Kevin, castigado a base de patadas y empujones durante todo el choque.
Aguantó el filial que tuvo alguna tímida ocasión de marcar el tercero en los minutos finales. Ahora deberá prepararse para un encerrona en el Municipal de Marbella la próxima semana visto el juego desplegado por los de Fernando Estévez, que con el beneplácito del colegiado acabaron el choque sin expulsados.