El Zaragoza cae en la trampa del Sevilla Atlético

Trampa. Esa es la palabra que más se ha repetido en Zaragoza durante toda la semana. Pero no por repetirla más el Real Zaragoza logró esquivarla. El Sevilla Atlético, con múltiples bajas y con una situación de desahucio casi inminente puso en más problemas de los que uno se podía imaginar al conjunto de Natxo González en La Romareda. 

Un ejemplo más que claro de esa trampa fue toda la primera parte del encuentro. El Sevilla Atlético, con sus 'cachorros' salió a comerse la hierba. Los blanquillos parece que ni siquiera salieron del vestuario durante todo el primer acto. Pocas ocasiones, menos fútbol y una sensación de relajación que nada tiene que ver con lo visto en jornadas anteriores. 
Avisó muy pronto el conjunto hispalense. Lo hacía con la misma fórmula que el Real Zaragoza, en un quiero y no puedo, intentaba aplicar. Haciendo una presión alta, robando rápido y saliendo de manera aún más veloz y finalizando jugadas cuando era posible. En ese balance comparativo, el Sevilla Atlético tuvo hasta cuatro ocasiones claras. Cuando sus disparos no se marcharon fuera, Cristian Álvarez -en una ocasión en la primera mitad- tuvo que lucirse. 
Por su parte el Real Zaragoza volvió a los síntomas de antes de empezar la racha. Combinaciones en zonas que no eran de peligro y poca finalización en la portería sevillista. De hecho, las ocasiones de la primera mitad no pudieron contarse ni con los dedos de una mano. Lo más reseñable: un centro al lateral de Lasure y otro balón que puso el lateral izquierdo a un Borja que no llegó. El 'panda', por cierto, volvió a estar muchos minutos en el ostracismo y desaparecido. Pombo, tres cuartos de lo mismo. 
La presión sobre Eguaras -que para colmo de males vio la quinta amarilla y no jugará la semana que viene- y las pérdidas de la defensa (sobre todo de Perone en sus salidas con el balón) dieron alas a un Sevilla Atlético que consiguió la recompensa a su esfuerzo con el gol psicológico, a punto de llegar al descanso. Mena, con un zapatazo fuera del área, ponía por delante a los andaluces. 

Corazón, empuje y un penalti no pitado

Aprendió, a medias, la lección el Real Zaragoza y en la segunda parte salió a empujar y a intentar mandar. Eso era un arma de doble filo porque, si bien se volcó sobre la portería de Caro, también tuvo que correr hacia atrás en más de una ocasión. Incluso Cristian también salvó alguna que otra ocasión de los hispalenses que, por momentos, estuvieron cerca del 0-2.
Natxo, en el banquillo, tardó un buen rato en reaccionar y cuando el juego del Zaragoza no daba más de sí, decidió dar entrada a Febas al verde. Sin embargo, su impacto apenas se notó. En cierto modo, el problema iba más allá. Porque Borja estuvo demasiado impreciso y acelerado. Pombo ni estaba, ni se le esperaba. Fue entonces cuando Natxo dio entrada a Toquero y Alaín. 
El equipo blanquillo seguía volcado, pero le faltaba concretar ese peligro. El Sevilla Atlético estaba agazapado atrás y cerraba todas las ideas a los blanquillos, que intentaron percutir y llegar a través de los costados con Benito y Lasure (y cuando fue sustituido por Alaín). Pero como ocasiones claras solo se contaron, hasta el minuto 80, dos: una de Buff y un taconazo imposible de Toquero. 
Los nervios se apoderaron del cuadro blanquillo que no conectó bien en la zona de peligro y que se iba sumergiendo más y más en la trampa Sevillista. Y cuanto más se agitaba, más se hundía... Entre esas, un centro desde la izquierda, fue interceptado por Eteki con la mano, pero el colegiado no lo consideró así.
Por lo demás, el partido no tuvo más historia. El Real Zaragoza siguió con su atasco y pareció más claro el segundo gol hispalense que el empate blanquillo. Aviso a navegantes importante y cura de humildad esta derrota ante el colista después de siete encuentros consecutivos ganando. La derrota llegó en el escenario que parecía mejor preparado. Pero así es la Segunda División.