Otro error condena de nuevo al Real Zaragoza

El Real Zaragoza sigue sin poder reconciliarse con la victoria... esta vez por un error que le privó de conseguir tres puntos, pero ya son demasiadas jornadas sin encontrarse a sí mismo. Y eso que los aragoneses salieron a la cita contra Osasuna con ganas de estrenar con buen juego el flamante tapete de La Romareda y llevar el protagonismo del juego.

Pombo fue el primero que avisó con un disparo en el minuto once.  El Zaragoza trataba de dominar ante un Osasuna que esperaba atrás consciente de su facilidad para salir con Brandon o Barja, con Íñigo Pérez como director de orquesta.

Conforme Eguaras se iba entonando, los aragoneses buscaban a Pombo (muy activo durante todo el partido) por dentro y a Marc Gual y Álvaro, a veces incluso mediante balones en largo de Perone o Verdasca.

Un despeje atrás de Perone que casi acaba en suicidio (se fue fuera de la portería de Cristian Álvarez por poco) y un par de llegadas de Osasuna pusieron los escalofríos en la grada. Pombo, hiperactivo, tal vez en exceso, quiso sacudir el miedo local. Una buena presión del zaragozano arriba provocó el falló del defensa rival en la siguiente jugada. El canterano se la cedió a Álvaro, quien por un paso en fuera de juego, estrelló el balón ante el cuerpo de Rubén. El portero se hizo muy grande en la salida, pero a Álvaro hay que reprocharle que tiró al muñeco. La jugada, de todas formas, no servía de nada al estar invalidada.

En el minuto veintitrés llegó uno de los momentos claves del partido...  Verdasca rozó a Brandon dentro del área tras un centro lateral y este se cayó al suelo. El árbitro, ante la incredulidad de todo el mundo, pitó penalti. No sólo era inexistente sino que encima el delantero osasunista estaba en fuera de juego.

El propio Brandon tomó la responsabilidad de lanzarlo, pero Cristian se le hizo enorme. Se acaban los calificativos que regalar al argentino: superhéroe, ángel, salvador, muro... pero hoy se le puede añadir uno: justiciero. Brandon lanzó el penalti a la izquierda del argentino cuando este prácticamente ya estaba volando. Hacía tiempo que La Romareda no estallaba de la forma en que lo hizo cuando el portero desvió el balón. Tal es la confianza de Cristian que ya es capaz de corregir las injusticias arbitrales.

En plena euforia blanquilla, Marc Gual atrapó un balón en la frontal y disparo fuerte a puerta, pero Rubén agarró sin problemas un balón que salió demasiado centrado. No está teniendo mucha suerte un Gual que se retiró minutos más tarde por lesión. Soro fue su sustituto ante el clamor de la grada y se colocó como mediapunta.

En el minuto 37 un centro a córner de Zapater y propició un testarazo con el alma de un Verdasca, que ya ha gritado dos veces gol en lo que llevamos de liga. La Romareda respiraba aliviada, pero daba la sensación de que el Zaragoza aún iba a tener que remar...

El Zaragoza se fue entonando gracias al buen hacer de Javi Ros, Zapater y Eguaras en el centro del campo, pero Brandon inquietó en el minuto 43 a Cristian al disparar desde fuera del´área. El argentino paró con algún problema.

Llegaba a su fin una primera parte llena de alternativas y de ocasiones de gol para ambos conjuntos.

En el inicio de la segunda parte el Zaragoza tocó más en el centro del campo y pudo sellar un 2-0 que nunca llegó. Álvaro Vázquez tuvo la más clara, tras un córner, pero su disparo se estrelló contra el cuerpo del portero cuando La Romareda ya gritaba gol. Dos minutos más tarde, le cedió el balón a Soro en una contra tras robo de balón, pero el canterano finalizó fatal la jugada.

En el 58, Vázquez se plantó otra vez ante Rubén y volvió a fallar al golpear en el cuerpo del guardameta; al igual que en la primera parte, era fuera de juego.

No estaba siendo la noche del delantero catalán... y en el 63 llegó la desgracia... Álvaro cedió atrás desde varios metros, Eguaras no cogió bien la posición y el balón le llegó a un Roberto Torres que entró al área salvando una entrada de Íñigo y se la cedió a Brandon para que fusilara y empatara. Empate y la sensación de que Osasuna no había hecho tanto para igualar.

La entrada de Igbekeme por Eguaras le puso electricidad a un partido que se hizo de ida y vuelta. Pombo capitalizaba todo el juego local, mientras que los navarros salían lanzados a la contra a la menor ocasión. El partido, abierto como una sandía, podía caer de cualquier lado.

Pombo, Álvaro y Alberto Benito (este último reclamó un penalti) fueron incapaces de finalizar ninguna jugada, y al final el equipo se dejó llevar por la improvisación, las urgencias y las prisas... ante una desesperada Romareda, los de Imanol Idiakez no supieron encontrar el camino hacía el gol en una segunda parte en la que mostraron muchas más carencias que en la primera. Y aún pudo ser peor... en el 84 Roberto Torres estrelló el balón en el palo izquierdo de Cristian Álvarez tras rematar casi en el área pequeña. Después, en el 90, Lasure le sacó un balón de gol bajo palos a Rubén García.

Uno a uno y punto escaso que no soluciona nada. El Real Zaragoza tal vez mereció más que Osasuna, pero sigue sin ganar y da la sensación de que es un equipo demasiado abierto y partido, con dos caras, y un portero, Cristian, que ya les ha salvado demasiadas jornadas seguidas.