El Real Zaragoza, ante una situación muy poco común
A ocho puntos del descenso y a 13 de las posiciones de play off. El empate ante el Albacete en casa y la posterior derrota en El Sadar han dejado al Real Zaragoza frente a frente con un concepto del que hacía años que no se hablaba en La Romareda: el de la zona templada. El equipo aragonés está demasiado lejos de los puestos de ascenso, pero aun así necesita prolongar su buen momento de juego para reengancharse a la victoria y poner más distancia con el descenso, al que ya tiene lejos. Si esto se logra, el equipo aragonés se verá abocado a una situación a la que no está para nada acostumbrado: la intrascendencia de los puestos tranquilos.
Antaño, era muy común una LaLiga 1|2|3 plagada durante meses de equipos que se dejaban llevar, desconectados de cualquier tipo de competitividad, a una eternidad del descenso pero sin poder ni soñar con el ascenso. La puesta en marcha del sistema de play off en la temporada 2010-2011 vino a arreglar una situación que muchas veces se tornaba en problemática y condicionaba la competición.
De hecho, el Real Zaragoza siempre se ha jugado algo en Segunda. Solamente en la última jornada de las temporadas 2013-2014 y 2016-2017 se ha visto sin la necesidad de puntuar. Ambos cursos el reto acabó siendo no descender. Es más, en 2014 se dio la curiosa circunstancia de que dependiendo el signo en la quiniela, el Zaragoza miraba al descenso o al descenso. Una locura: por ejemplo, aquella temporada en la jornada 36 estaba a seis puntos del descenso y a cuatro de los play off. Acabó a tres puntos del Infierno al final de ese curso.
Una situación que no se ve desde 2006
Incluso habría que irse mucho más atrás para ver a un Zaragoza plácido que no se juega ni el dolor ni el placer. En 2013, 2012, 2011 y 2010 se vivió una lucha agónica por no descender a Segunda división. 2009 fue la temporada del retorno a Primera con Marcelino García Toral; 2008, la del inesperado descenso del equipo de Aimar, Diego Milito, Oliveira, Matuzalem... En 2007, Víctor Fernández metió al equipo en Europa en la última jornada. Fue en 2006 cuando el Zaragoza se dejó llevar flotando en las aguas tranquilas de la zona media. Aquel conjunto copero de Víctor Muñoz que llegó a la final tras eliminar al Atlético, el Barcelona y el Real Madrid se olvidó demasiado pronto de LaLiga.
En la jornada 33, tras perder la final contra el Espanyol, el equipo aragonés se encontró a una decena de puntos de Europa y a la misma distancia del descenso. El Real Zaragoza se dejó llevar: dio tiempo a disfrutar de las últimas pinceladas del fútbol de Savio como blanquillo y de recibir casi con curiosidad morbosa a equipos que se jugaban la vida, como el propio Espanyol o los finalmente descendidos Alavés y Cádiz. En 2005 se vivió una situación parecida. Tiempos tranquilos, pacíficos, casi aburridos, en la máxima categoría que esta temporada se pueden reeditar, para tristeza de la afición, en el desierto de Segunda.