Stephen Curry lidera la revolución en el baloncesto

El 27 de febrero de 2016 pasará a la historia de la NBA como el día en el que Stephen Curry empató a Kobe Bryant y Donyell Marshall como el jugador con más triples anotados en un mismo partido, igualando la marca de 12 lanzamientos anotados desde más allá de 7,25 metros.

Pero además, ese triple con el que Curry le dio la victoria a su equipo, los Warriors, ante Oklahoma, fue un ejemplo demoledor de lo que está significando el base de Carolina del Norte para la actual NBA. Ya no es que anotara su décimo-segundo triple de la noche, es que lo hizo casi desde el centro del campo cuando aún tenía tiempo de acercarse más a canasta.
El propio jugador ya ha declarado en más de una ocasión que no se limita a ensayar tiros de tres puntos desde los límites de la zona. Curry va más allá e intenta tiros en los entrenamientos desde cualquier zona del ataque, incluyendo el centro del campo.
No es el primer triple lejano que anota. En sus ‘highlights’ se pueden observar otros triples desde más de 8 metros como el que anotó esta misma temporada ante los Memphis Grizzlies, conseguido además después de un choque y en una situación en la que pocos creían que fuera a anotar. Ni siquiera siendo él.

Sergio Llull ha sido también protagonista del fin de semana baloncestístico con otro triple ganador. El Valencia Básket, denominados esta temporada los ‘Warriors del Turia’ por su increíble racha de victorias con la que comenzaron el año, se pusieron 2 por delante en el marcador aprovechando una jugada a falta de 3 segundos, algo que prácticamente en cualquier partido te asegura una victoria.
El Real Madrid sacó rápido y Llull, sin tiempo para otra idea, lanzó el balón desde el límite de la zona madridista, alcanzando una parábola que se acabó colando en la canasta para delirio de los jugadores merengues y la incredulidad de una ‘Fonteta’ que no se creía lo que acababa de pasar y cómo su equipo había perdido el liderato de la Liga Endesa en favor del Barcelona.
El propio Llull, tras el partido, calificó la acción como “un churro”. Cuando otro jugador podría haberse atribuido el mérito de darle a su equipo una victoria con una canasta antológica, el menorquín reconoció que había tirado por tirar cuando no le quedaba otra. Pues bien, en caso de que hubiese sido Stephen Curry el que anotara ese triple, un servidor no dudaría de la intencionalidad del jugador de los Warriors.
Porque Curry siempre tiene en mente la canasta contraria. Sabe en todo momento de qué modo debe lanzar dependiendo de la posición en la que se encuentre. Fuerza, altura, movimiento de los brazos… su mecánica de lanzamiento es perfecta. Por eso sorprendió que su compañero Klay Thompson le venciera en el pasado Concurso de Triples durante el All Star de Toronto, no por dudar de las aptitudes de la otra mitad de los ‘Splash Brothers’, sino por las expectativas puestas en Curry.

En la primera ronda de la cita, Curry estuvo a punto de caer eliminado. Si el base no hubiera podido acceder siquiera a la final del Concurso, sí podríamos estar hablando de una sorpresa mayúscula, a pesar de los grandes triplistas que acudieron, de la talla de James Harden, JJ Reddick o el propio Thompson. Necesitaba hacer un pleno en el último carro, el multicolor, para que su Concurso no pasara al olvido. Y lo hizo, demostrando una vez más su capacidad de anotación en los momentos más difíciles.
Esa es otra de sus cualidades. La cantidad de ‘buzzer beaters’ que ha realizado en su carrera va incrementándose exponencialmente, a ritmo de récord.  Sin ir más lejos, la canasta del triunfo ante Oklahoma. O en el All Star, cuando, con el partido decidido se animó a anotar desde el centro del campo la última canasta del partido de las estrellas.
Con rivales encima, de espaldas a canasta, después del ‘dribbling’… en su lista de ‘Highlights’, Curry posee ejemplos de todos los tipos, y además con la ya mencionada cualidad de mejorarse en situaciones complicadas.
Como en el primer partido de  los playoffs la temporada pasada. Los Warriors habían arrasado durante la temporada regular y la clasificación final deparó un vibrante duelo ante los New Orleans Pelicans de Anthony Davis, uno de los jugadores destinados a dominar la competición norteamericana en la próxima década.
El gran partido de la ‘Ceja’ dejó a los ‘pelícanos’ al borde de la victoria en el primer partido en Louisiana, con tres puntos de ventaja. Y recibió Curry. Precisamente con Davis defendiéndole, Curry recibió la pelota y se fue a la esquina, su esquina, para lanzar un balón dentro que ni la falta no pitada del ala-pívot de New Orleans pudo impedir en la última jugada del partido. Si los árbitros llegan a pitar la falta y Curry hubiera metido el 3+1 evitando la prórroga ya estaríamos hablando de una jugada de otro mundo.

Chris Paul ha sido otro de los damnificados por intentar parar a Curry. Junto al lanzamiento, su otra gran cualidad es el manejo del balón. El base controla la pelota en todo momento y es muy difícil arrebatarle el balón de las manos. Casi la totalidad de sus pérdidas, otro factor a mejor como en la mayoría de los ‘playmakers’, llegan al fallar unos pases  que sólo aparecen en mentes privilegiadas para la práctica del baloncesto como la suya.
Dos de las mejores jugadas de la temporada pasada las realizó regateando al que, hasta su llegada al estrellato, era considerado el mejor base de la liga junto con Russell Westbrook, el hombre encargado de defenderle en la canasta en el último segundo con la que empezamos el reportaje. Curry se crece en los partidos difíciles, por eso es más ‘normal’ verle superar el récord de triples ante todos unos candidatos al anillo como Oklahoma y no ante unos Sixers poco preocupados esta temporada por ganar partidos.
El jugador de los Warriors encabeza también, como tantas y tantas estadísticas esta temporada, la lista de puntos por posesión, siendo el único jugador de la NBA que alcanza el límite de 1,2. Su compañero y amigo Klay Thompson es el tercero de esta lista, lo que demuestra el poderío anotador de los de la Bahía de San Francisco en esta temporada.

Y es que Curry, a pesar de todas estas alabanzas, es humano, pero para ello Steve Kerr posee una de las plantillas de más nivel y más compensadas de toda la NBA. Con otro tirador implacable como Klay Thompson y con la regularidad y polivalencia hechas jugador de baloncesto, Draymond Green, los Warriors luchan este año contra la Historia, más concretamente contra los Chicago Bulls de la 95/96.
El equipo de Michael Jordan, custodiado por Scottie Pippen, Dennis Rodman y el propio Kerr lanzando triples desde el banquillo llegó a las 72 victorias sobre 82 partidos en esa temporada, un objetivo que Golden State tiene en mente desde que rompiera a principio de temporada el récord de victorias en el inicio de campaña con aquel ya legendario 24-0. A estas alturas de la temporada superan la marca de los de Chicago en ese año y sólo una relajación antes de playoffs les podría evitar llegar a las 73 victorias.
La marca está más cerca con el juego ofensivo plagado de jugadores pequeños que ponen en práctica los jugadores de Steve Kerr. Andrew Bogut, y ahora Anderson Varejao pueden ser considerados pívots puros. Incluso en ocasiones Draymond Green ha sido el jugador más alto en muchos minutos de la rotación 'warrior', con un quinteto que busca la anotación exterior y que ya ha sido imitado en la mayoría de las franquicias de la NBA ante la ausencia de pívots dominadores en la liga.
El récord que ya ha logrado Curry esta temporada, con la canasta a Oklahoma, es el de más triples anotados en una campaña. El ‘Warrior’ ha superado la marca de 286, conseguida el año pasado, cuando aún quedan ¡24! partidos por jugarse. Con unos porcentajes récord también, ya que es el tercero mejor de la NBA superando el 46% de acierto. Una marca que, en el momento en el que llegue la despedida de Curry, se prevé que se mantenga por muchos años. Aunque nada es descartable, ya que el ejemplo de estos Warriors está cundiendo en todo el mundo del baloncesto cambiando la manera de jugar y, posiblemente, la historia de este deporte.