Los tres fichajes vetados por su afición
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Varios han sido los casos de futbolistas que, debido a presuntas ideas políticas radicales, han impedido que acaben recalando en un club. Los aficionados, cada vez más sensibles con este tema, han logrado bloquear e impedir que un futbolista no vista los colores de su equipo, independientemente de sus condiciones técnicas, tácticas y físicas, por el hecho de mostrar públicamente una ideología radical.
Estos son tres casos de futbolistas vetados por su pasado político.
El delantero ucraniano, cedido del Betis al Rayo Vallecano a última hora del mercado de fichajes, se quedará sin jugar lo que resta de temporada al no poder estar inscrito en más de tres equipos en una misma temporada (Dnipro, Betis y Rayo Vallecano). La presión de ciertos aficionados del Rayo Vallecano, que lo recibieron con insultos debido a la presunta ideología neonazi del jugador, hizo que tuviera que volver a Sevilla. A pesar de que Zozulya hizo un comunicado desmintiendo esas informaciones, los aficionados más radicales del club madrileño no lo perdonaron.
Ya tuvo problemas a su llegada al Betis en el verano pasado. El propio Zozulya llegó al aeropuerto de Sevilla luciendo una camiseta con el símbolo del escudo de Ucrania parecido al que utiliza el partido ucraniano de ultraderecha, por el que había mostrado su simpatía públicamente en otras ocasiones.
Abel Resino llamó al que fuera delantero del Málaga CF para que le acompañara como segundo entrenador del Celta, pero la hinchada no lo vio con buenos ojos, negándose a la llegada del andaluz debido a sus presuntas ideas radicales con respeto a España. A pesar de que el propio Salva negara una forma de pensar tan radical, el presidente del Celta le llamó cuando éste iba de camino a Vigo para comunicarle que no iba a poder ser contratado debido a la presión de algunos aficionados.
En su etapa como futbolista, Salva Ballesta celebraba sus goles haciendo el saludo militar y en sus declaraciones siempre ponía a España por encima de todo, por lo que poco a poco iría alcanzando fama de ultraderechista en muchos campos de España.
A finales de 2015, el Barça B anunciaba la contratación de Sergi Guardiola. Horas más tarde salía a la luz una serie de tweets que el jugador, dos años atrás, había publicado en su perfil personal, en el que salía a relucir una falta de respeto hacía el FC Barcelona y Catalunya y en el que animaba al Real Madrid en los clásicos, "Hala Madrid, Puta Catalunya" o "Yo no pondría a Messi en mi equipo, estropea el juego del equipo". Todo ello provocó que el equipo azulgrana anunciará la rescisión del contrato. A los pocos días, firmaría por el Granada B.
A pesar de pedir disculpas públicamente en diversos medios y negara ser el autor de esos tweets, "Yo no puedo hacer más que pedir disculpas si alguien se ha sentido ofendido o está molesto por esos mensajes, aunque vuelvo a repetir que yo no escribí nada", el club no dio marcha atrás.