ProLiga, el círculo virtuoso del fútbol modesto

Cada verano, con el final de temporada, el fútbol de Primera y Segunda División se sumerge en una vorágine multimillonaria de fichajes. Muy lejos de esa realidad, los clubes de Segunda B y Tercera luchan por sacar adelante su economía, para lo cual han encontrado un nuevo aliado en ProLiga.Miguel Ángel Moreno
ProLiga es la marca comercial de la Comisión de Clubes de Tercera y Segunda División B (CCT), una organización nacida hace tres años con el objetivo de agrupar a los clubes del fútbol modesto y defender sus intereses de forma conjunta.
De los siete clubes madrileños que fundaron la asociación (Villalba, San Sebastián de los Reyes, Atlético de Pinto, San Fernando, Los Yébenes-San Bruno y Parla) pasaron a veinticinco en su primer año, 150 al segundo y actualmente agrupan a más de 250 clubes, entre Segunda División B, Tercera (donde representan casi al 75% de la categoría) y Regional.
Un universo de equipos que pertenecen tanto a barrios de grandes ciudades, como capitales de provincia medianas y pequeñas, ciudades de diverso tamaño o incluso pueblos, en el que la variedad de situaciones económicas es muy diversa, según explica a EFE el director general de ProLiga, Luis Miguel Herrero.
"En Tercera División y en Segunda B tienes de todo, desde clubes en poblaciones con 300 habitantes hasta otros en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza. Hacer un perfil común a toda la categoría es imposible", explica Herrero.
Clubes que, como toda la economía española, ha sufrido los "estragos" de la crisis en los ingresos públicos y privados.
"A nivel de ayuntamientos había subvenciones importantes, muchas constructoras y promotoras ayudaban a los clubes, empresas locales que ayudaban mucho. Con la crisis esto se cae y es un palo para las economías de los clubes", indica Herrero.
Conocedores de esta situación, los responsables de ProLiga, liderada por Óscar Garvín, presidente de la CCT y del Atlético de Pinto (localidad al sur de Madrid) pusieron en marcha un modelo económico basado en los ahorros conjuntos en productos y servicios habituales.
Equipaciones deportivas, obras y mantenimiento de instalaciones, servicios de protección de datos, herramientas de gestión deportiva y análisis, medicina deportiva, asesoría jurídica, porterías, marcadores y accesorios del campo o productos de hostelería son algunos de los productos o servicios para los que ProLiga tiene firmados acuerdos con empresas, que ofrece a sus asociados.
Con estos acuerdos, los clubes asociados a ProLiga tienen un descuento en sus compras a estas empresas, quienes a su vez repercuten una parte de los importes pagados por los equipos a la propia CCT, en forma de descuentos comerciales.
Es ahí cuando se cierra el círculo, ya que estos importes por descuentos comerciales van a parar a una bolsa de subvenciones a la que los clubes optan a la siguiente temporada, con la que obtienen dinero para nuevos consumos.
"La bolsa de subvenciones se alimenta por los consumos de los patrocinios. Con todos los consumos de todos los clubes sale un dinero al año, que retorna otra vez a los clubes, es una manera de ayudarles económicamente", comenta el director general de ProLiga, que también negocia con cada empresa un importe fijo que permite mantener la estructura de la asociación.
El sistema permitió repartir a principios de la temporada pasada subvenciones por un total de 45.000 euros, a las que optaron 64 equipos, de los cuales 40 cumplieron los requisitos establecidos por la asociación: estar asociado, pagar la cuota y llevar el parche de LaLiga Santander en la equipación.
Cada año, el consumo de los clubes determina el importe máximo de la subvención que puede recibir cada uno -1.700 euros la pasada temporada-, y cada uno de los que sale beneficiado tiene luego que presentar las facturas de los consumos que ha realizado.
"Es importante que el asociado empieza a percibir las ventajas y ve que lo que negociamos es un ahorro muy importante respecto al precio de mercado", indica Herrero, que no obstante reconoce que también es un trabajo costoso, ya que los clubes tienen que mantener a muchos proveedores que son socios locales.
"Es muy habitual que en cada ciudad o pueblo haya determinadas empresas que hacen publicidad a cambio de servicios. Nosotros hacemos un abanico muy extenso de productos y servicios porque no queremos que abandonen a sus socios locales", agrega.
Un abanico que llega también al combustible que utilizan los autobuses de los clubes, y que a futuro planean que alcance a bancos, aseguradoras, agencias de viajes o compañías aéreas, con las que ya están negociando.
Estos ingresos también les están permitiendo subvencionar un mes de las cuotas de Seguridad Social de los clubes, o los marcadores de cambios electrónicos, siempre que se adquieran a la empresa que tiene el acuerdo con ProLiga.
Uno de los clubes que han accedido a estas primeras convocatorias es la Sociedad Deportiva Logroñés de Tercera División, uno de los dos conjuntos que juega en el Municipal Las Gaunas de la capital riojana tras la desaparición del CD Logroñés.
Su presidente, Eduardo Guerra, había aplicado este modelo de descuentos por volumen en su actividad profesional, pero no en un club de fútbol.
"Hasta ahora no habíamos visto algo similar, cada uno trabajaba por su cuenta. Somos muchos clubes pequeños sin potencial de compra, a no ser que nos aliemos entre nosotros. El tema de proveedores es importante, pero también tener más fuerza en conjunto a la hora de hacer llegar nuestras quejas como clubes pequeños", explica.
En ese mismo sentido se expresa Carlos Orcajo, tesorero del Club Deportivo Tropezón, club cántabro de Tercera División afiliado a ProLiga.
"Las subvenciones vienen bien, porque te permiten ir sumando poco a poco. Pero lo que nosotros necesitamos es que luchen por nuestros derechos, que tengamos más subvenciones", indica.
El modelo económico no es más que el inicio. La Comisión de Clubes de Tercera y Segunda División B tiene también en marcha un proyecto de retransmisiones de partidos, que de momento incluye uno a la semana, pero que quiere ser "más ambicioso" a futuro.
Los clubes modestos también están trabajando en aspectos como la formación o el cumplimiento normativo de la mano de su hermano mayor, LaLiga Santander, al que ven como un modelo a seguir.
"Queremos aprender de LaLiga Santander. Los equipos de Primera y Segunda han pasado de una situación de hace siete u ocho años con deudas a la actual que es mejor, ese cambio lo ha hecho posible LaLiga Santander. Nosotros queremos fijarnos en las cosas buenas que ellos hacen y proyectarlo a nuestros asociados", finaliza Luis Miguel Herrero.