Juanín García cuelga su leyenda del pabellón de sus sueños
Fernando Pérez Soto
León, 25 may .- Juan García Lorenzana, que se retira a los 41 años todavía como 'Juanín' y que nunca ha tenido el perfil de estrella sino que ha rezumado humildad, tendrá que seguir a partir de ahora al equipo de su tierra, el Ademar, desde la grada, como un aficionado más, a expensas de que se concrete la oferta para seguir dentro del organigrama técnico del club.
Pero lo hará pudiendo presumir, aunque nunca lo hará, de que la camiseta con su eterno número y su nombre vigilarán a partir de ahora los éxitos o los fracasos del equipo en el que se formó, al que llevó a lo más alto y que le despidió con honores de mito.
Atrás quedan 24 temporadas en la elite, 628 partidos y unos registros goleadores que seguramente sean inalcanzables para cualquier otro jugador del balonmano español, fundamentalmente en la Liga ASOBAL y puede que también en la selección española.
Ha marcado 2.684 dianas, tras las cinco últimas de este sábado, en la competición doméstica y 822 goles con los "Hispanos" en 206 partidos.
En sus vitrinas se amontonan los reconocimientos individuales que fueron numerosos, así como lo que siempre más le han importado, los logros colectivos de sus diferentes equipos con todos los títulos posibles, aunque las medallas olímpica y europea fueran de bronce y plata, respectivamente.
El resto, un título mundial en Túnez 2005, el primero que conquistó España, otras medallas en campeonatos y, a nivel de club, absolutamente todo, Liga de Campeones, Recopas y, por descontado, decenas de trofeos domésticos en todas las competiciones, primero con el Ademar -más contados, pero quizá más valiosos- y posteriormente con el Barcelona, en el que engrandeció aún más su legado.
Hubiera querido prolongar la leyenda, al menos una temporada más, pero el club cerró la opción y el extremo tendrá que decidir ahora cuál es su futuro, que sin duda seguirá ligado al balonmano y, si no surgen imprevistos, también al equipo en el que se formó rompiendo todos los parámetros antropométricos.
Su complexión física parecía chocar con la lógica de un deporte de tanto contacto como el balonmano, aunque su ubicación en el extremo izquierdo le facilitara que, gracias a una rapidez endiablada, pero sobre todo a una inteligencia y conocimiento del juego que le hacían adelantarse a sus rivales, pusiera en valor toda su voracidad competitiva.
Los que han compartido vestuario con el jugador leonés, entrenadores, seleccionados y compañeros, destacan de Juanín no solo se enorme talento, sino también la inteligencia de que siempre ha hecho gala en la pista como una de sus grandes virtudes para poderse codear y escurrir entre tantas 'torres' de kilos y centímetros.
En su despedida, ha tenido enfrente quizá a la última gran leyenda que todavía se resiste a su retirada, el guardameta José Javier Hombrados, Jota, al que ha intentado engañar con sus fintas y lanzamientos liftados para superar a otro de los grandes "dinosaurios" del balonmano español.
No resultará sencillo que surja un jugador que aglutine en un cuerpo tan menudo y que hacía suscitar muchas dudas a su primer entrenador, que podría haber sido el último también, Manolo Cadenas, ese enorme talento competitivo.
Como en él siempre ha sido costumbre, no solo en "su" palacio municipal de León, sino en tantas y tantas canchas en las que siempre ha sido admirado, se ha prestado a decenas de fotografías, siempre con cara de amabilidad, comprendiendo que esos niños -también mayores- que se acercaban a él se identificaban con el mito más accesible, el más creíble porque se parecía a ellos.