Meroi y Benet lamentan la "exaltación del individualismo" en la montaña
Iñaki Benito,Bilbao, 14 dic (EFE).- Los alpinistas italianos Nives Meroi y Romano Benet, la primera pareja en completar los catorce 'ochomiles' conjuntamente y sin oxígeno, reciben este sábado en Bilbao el Premio WOP del BBK Mendi Film Bilbao Bizkaia 2019, el festival de cine y montaña que se celebra estos días en la capital vizcaína.,El premio reconoce "la defensa y la transmisión de los valores sociales del alpinismo" demostrada por la pareja, casada desde 1989, cuando interrumpieron su carrer
Iñaki Benito
Bilbao, 14 dic .- Los alpinistas italianos Nives Meroi y Romano Benet, la primera pareja en completar los catorce 'ochomiles' conjuntamente y sin oxígeno, reciben este sábado en Bilbao el Premio WOP del BBK Mendi Film Bilbao Bizkaia 2019, el festival de cine y montaña que se celebra estos días en la capital vizcaína.
El premio reconoce "la defensa y la transmisión de los valores sociales del alpinismo" demostrada por la pareja, casada desde 1989, cuando interrumpieron su carrera hacia la Corona del Himalaya debido a una grave enfermedad de Romano que necesitó dos trasplantes de médula.
Cinco años más tarde, en 2014, recuperaron la actividad y lograron su objetivo en 2017. En una entrevista concedida a EFE, la pareja expresa su orgullo por recibir un galardón que reconoce "una forma de vida y unos valores", y lamentan la "exaltación del individualismo" en el mundo de la montaña en estos últimos años.
- Pregunta: ¿Cómo valoran este premio?
- Nives Meroi: Estamos muy orgullosos porque no solo es un premio dedicado a las proezas deportivas. Está dedicado al aspecto humano y social de cómo afrontar las salidas a la montaña. Vemos en el día a día que somos cada vez más individualistas. Todo el mundo está concentrado en sus cosas y lo que la montaña nos enseña es cómo en ella podemos aunar los esfuerzos y lograr los objetivos cuando se aporta ese esfuerzo de ayudar a los otros y de unirte con los demás.
- Romano Benet: El premio una gran responsabilidad moral y social, porque no es solo sobre la actividad alpinística, física o deportiva sino sobre una forma de vida en la montaña y unos valores que hacen muy importante este galardón. Y lamentablemente ese aspecto social o ético de la montaña se está perdiendo.
P: En ese sentido, ¿cómo valoran esas expediciones masivas a montañas como el Everest?
N.M: Es terrible. Lo que se han inventado es una forma de turismo, pero un turismo con carencia de respeto por el entorno, por el lugar y por la actividad. Lo peor es que esa falta de respeto se está consumando.
R.B: Lo más lamentable es la exaltación del individualismo que se ve en este fenómeno. La montaña debería ser todo lo contrario, un ejemplo de la superación de este individualismo, de la unión de todos, de aunar esfuerzos. Esperemos que se produzca un cambio en esa tendencia tan individualista.
P: ¿Por qué escalan juntos?
N.M: Al principio nos peleábamos cuando llegábamos a los 7.000 metros y no había oxigeno. Ahora lo llevamos bien y hemos aprendido que también podemos discutir cuando llegamos a los 8.000 (risas). Estar unidos y compartir las mismas experiencias y aventuras desde un ángulo diferente al otro hace que al final tengamos una imagen mucho más rica y completa.
P: Cuando en 2009 abandonaron el Kangchenjunga por el problema de Romano usted era, junto a Edurne Pasaban y Gerlinde Kaltenbrunner, candidata a ser la primera mujer en completar todas las cumbres.
N.M: Como mujer era un momento importante, pero para nosotros el objetivo era llegar juntos a la cima y la integridad de la cordada. Fue lo que quisimos preservar sobre cualquier otra cosa.
P: En 2014, después de que Romano superara su enfermedad, retomaron los 'ochomiles' en el Kangchenjunga, donde lo dejaron. ¿Fue la cumbre más especial?
R.B: Sin duda que es el monte más hermoso porque ahí enfermé y ahí reinicié mi vida y todo volvió a comenzar.
N.M. Cuando hicimos cumbre no solo era la emoción de haberla coronado los dos sino también por muchísimas personas desconocidas que ayudaron a Romano donándole la médula. Era también una victoria colectiva de esas personas anónimas que nos habían ayudado.
P: Su última conquista, en 2017, fue el Annapurna que hollaron junto a Alberto Zerain, fallecido apenas un mes después en el Nanga Parbat.
R.B: Coincidí muchas veces con Alberto. Se sabe que los alpinistas tenemos un carácter difícil y con él logramos una sintonía y una armonía perfecta. Coronamos esa cima con Alberto y con los otros chicos -Jonatan García y dos montañeros chilenos- gracias a esa buena sintonía.
P: ¿Cuáles son sus próximos objetivos?
N.M: Los sueños que tenemos son prácticamente para la próxima vida (risas).
R.B: No sabemos dónde, pero desde luego lo que sí sabemos es que es que será en un lugar donde no haya una alta cuota de turistas.