La felicidad de Carlos Alcaraz al llegar al aeropuerto de Valencia tras ganar el US Open y ser número 1: "Es un orgullo"
Carlos Alcaraz sigue muy feliz y en una nube tras ser el número 1 más joven de la historia del tenis. Un éxito que llegó tras un fantástico 2022 que ha coronado, por ahora, con la consecución de su primer Grand Slam: el US Open.
Como se puede ver en el vídeo superior, tras exhibir su trofeo por las calles de Nueva York y celebrarlo por todo lo alto, Carlitos ya está en tierras españolas. El tenista murciano ha aterrizado en Valencia para preparar la fase de grupos de las Finales de la Copa Davis que se van a disputar desde el martes al domingo en la ciudad valenciana.
A su llegada, Carlos Alcaraz no ha podido ocultar ni su felicidad ni el orgullo que siente por todo lo que está logrando con sólo 19 añitos.
La humildad de Alcaraz tras ganar un Grand Slam: su mención a Nadal, Djokovic y Federer enorgullece al tenishttps://t.co/ahyaTfae3m
— ElDesmarque (@eldesmarque) September 12, 2022
La fiesta de Carlos Alcaraz en Nueva York
Antes de todo esto, el tenista murciano celebró su triunfo en el US Open en un restaurante peruano de Nueva York, acompañado por un grupo de unas treinta personas, según supo Efe del propietario del restaurante.
Nada más comparecer ante los periodistas con el trofeo aún caliente, Alcaraz y su equipo se desplazaron a Mission Ceviche, uno de los mejores restaurantes peruanos de Nueva York, explicó José Luis Chávez, quien es además chef de este restaurante del barrio del Upper East de Manhattan.
Alcaraz, que ya ha estado en este restaurante al menos en tres ocasiones anteriores, había prometido que si ganaba el torneo sería allí donde lo celebraría, según anunció a Chávez.
Y así fue: pidió unos "roles acevichados", una típica creación de fusión peruano-japonesa (tartar con pesca del día, salsa acevichada y langostinos en tempura) que según Chávez es "su plato favorito" y luego un plato típicamente criollo, el seco norteño, consistente en unas costillas de ternera (cabrito en su versión original) cocinadas a fuego lento tras macerar en una salsa verde a base de cilantro.
El restaurante hizo un reservado para que Carlos Alcaraz y su equipo celebrasen a voluntad. "Se formó una gran juerga", dijo Chávez. "Fue un momento increíble".
"También para nosotros fue una celebración, un privilegio: pudiendo ir a cualquier restaurante de esta que es la capital del mundo, vinieron a nuestro restaurante, porque les encanta la comida peruana y nuestro trabajo. Fue una bendición", concluyó.