¿Menottinto al Marathon des Sables? Y por qué no…
Me gusta correr. Y lo digo por empezar por lo primero. Es casi un disclaimer porque, cuando lleguemos al turrón, alguno tendrá la tentación de preguntármelo y así ya queda dicho por adelantado. Me gusta correr, como a otros les gusta conducir, cocinar o tejer. A mí lo que me va es ponerme las zapatillas y correr. Con o sin objetivo claro. Correr.
En esto he estado los últimos trece años, desde que un día decidí en un bus de línea Asturias-Madrid que la mejor manera, y la más barata, para intentar tener un vientre plano era asaltar las calles y, ya en pleno asalto, descubrí que el beneficio real era más mental que físico. Sin darte mucha cuenta te vas convirtiendo en un adicto al tema, y aquel lejano ‘leit motiv’ corredor te guía a probar suerte primero con las carreras de 10 kilómetros, luego en los medios maratones y, al final, sí, lo lógico, en el maratón. Así de random todo. Así de delmón, del montón.
Hoy estoy metido de lleno en la preparación del ‘Marathon Des Sables’ y me noto un poco extraño, como si yo fuera ‘otro’ corredor o si otra persona se hubiera metido en mis piernas. He pasado de correr de la manera más prosaica posible a convertirme en una suerte de atleta de barrio profesional que empieza a entender sobre suplementos y recuperadores, proteínas, grasas y absorción de hidratos de carbono. Vigilo el descanso, la alimentación, planifico mis días en función de las tiradas cortas o largas que están por venir, restrinjo mi vida social y, cuando no corro, si puedo estar sentado, mejor que de pie y, si puedo tumbarme, mejor que sentado.
¿Qué es el Marathon des Sables?
Todo con tal de sobrevivir un mes de abril cualquiera (éste) en pleno desierto del Sáhara. El ‘Marathon des Sables’ tiene nombre de carrera pero en realidad podría ser el título de tu película de acción favorita o el nombre y apellidos de tu suegra, si es que te llevas mal con ella. El ‘Marathon Des Sables’ es una carrera por etapas, seis etapas como seis toros, seis, en las que hay que recorrer 250 kilómetros por dunas y desierto, en autosuficiencia alimentaria. Vamos, todo lo que nunca me habría planteado cruzando el puerto de Pajares y que, vaya usted a saber por qué, de alguna manera me ha llevado a enrolarme en esta maravillosa aventura.
Trece años después, mi próximo desafío es este, así, a lo loco. Porque me gusta correr. Porque no, no me aburro ni me canso cuando llevo diez minutos corriendo. La idea es ir contando todo lo que me va pasando en el camino en este videoblog, desde ya, desde hoy que acabo de correr 18 kilómetros hasta que, esperemos, complete esta maravillosa locura en las proximidades de la ciudad de Ouarzazate, en lo más profundo de Marruecos. Sean todos bienvenidos.