Ojo al dato más curioso del Sevilla en La Romareda
El Sevilla FC, que este jueves disputa los dieciseisavos de final de la Copa del Rey a partido único en La Romareda, sólo ha ganado once de los 56 partidos oficiales (20 por ciento) que ha jugado en el campo del Real Zaragoza, donde, además, ha cosechado 14 empates (25 %) y 31 derrotas (55 %).
La última victoria sevillista en Zaragoza fue hace más de un decenio, en noviembre de 2011, en un partido resuelto por un gol de penalti de Álvaro Negredo (0-1), si bien desde entonces sólo se han jugado dos encuentros más, saldados con una victoria local y un empate.
Un año antes, el Sevilla venció por 1-2 en La Romareda en otro encuentro también decidido por Negredo, que deshizo el empate que habían establecido Luis Fabiano y Bertolo, mientras que el tercer triunfo sevillista en Zaragoza en el siglo XXI fue en la Liga 2005/06, cuando Saviola y Dani Alves rubricaron el 0-2.
Tres de las seis primeras visitas del Sevilla al Zaragoza se saldaron con victoria visitante: 0-3 (gol de Raimundo y doblete de Campanal I) en 1941; 3-4 en 1943 (marcaron para los locales Narro -2- y Víctor Bueno e hicieron los goles visitantes Pepillo -3- y Víctor Bueno en propia meta); y 1-2 en 1953, con doblete del sevillista Juan Arza y gol blanquillo de Tacoronte).
En la Liga 1962/63, el Sevilla ganó por 2-4 en La Romareda, donde Murillo adelantó al Zaragoza, Canario y Rivera le dieron la vuelta al marcador, volvió a empatar Seminario, pero terminaron dándole el triunfo a los andaluces un nuevo tanto de Rivera y otro de Areta III.
Casi veinte años después, en diciembre de 1981, los sevillistas volvieron a marcar cuatro goles en Zaragoza (1-4), todos ellos anotados por el brasileño Carlos Alberto Gomes 'Pintinho', frente a un equipo local que sólo replicó mediante un tanto de Valdano.
Ya en la década de los noventa llegaron otras tres victorias del Sevilla en el feudo zaragocista, la primera en la temporada 1993/94 por 1-2 (marcaron Suker, Monchu y el local Poyet) y las otras dos por la mínima: con gol de Moya en la campaña 1994/95 y gracias a Suker un año después.
