La LCS y Cloud9 vuelven a la 'nueva normalidad' de siempre
Echó a 'rodar el esférico' por la Grieta del Invocador, y esto ya no hay quien lo pare. Concluida la jornada de infarto en la LEC con la épica remontada de Fnatic, era hora de cruzar el charco hasta la LCS y volver a revivir la última final con un duelo entre FlyQuest y Cloud9 que terminó como muchos esperaban, en lo que se antoja otro split muy cómodo para los de Nisqy y Zven.
Por supuesto FlyQuest dio mucha guerra, con un desatado Santorin que daba alas a Solo y WildTurtle. Tanta guerra, que vivimos un early de locura (dinámica que casi se trasladó al resto de la partida), rozando la kill por minuto en un intenso duelo sin descanso. Pero si alguien tenía siempre la cabeza fría, esos eran Cloud9, sacando siempre un mayor rendimiento de cada pelea producida.
Licorice era el escudo que aguantaba en los primeros compases, pero solo fue cuestión de tiempo que se desatasen Blaber y Nisqy con unos Olaf y LeBlanc absolutamente omnipresentes por todo el mapa. Toda una pesadilla para FlyQuest que veía como, a pesar de mantenerse firme en las teamfights, en las que sacaban ventaja no servía prácticamente de nada, mientras que al contrario una cazada era sinónimo de un importante objetivo.
Si en la LEC parece que G2 continúa sin tener rival con un primer paseo ante el último finalista, y el esperado regreso por todo lo alto de Uma Jan, no menos diferente iba a ser la cosa en Norteamérica con un Cloud9 que quiere ser emblema y representante absoluto de toda una región, y convertir a la LCS, de una vez por todas, en un sello que haga cosas importantes en territorio internacional. Aunque para esto último, habrá que ver si cumplen llegada la hora de la verdad.