Una fiesta para consolar las lágrimas del mito Joaquín
El césped del Benito Villamarín resbalaba este domingo más de la cuenta. No por la lluvia, sino por las lágrimas del mito Joaquín. El de El Puerto de Santa María no paró de llorar en el choque ante el Valencia (1-1) que hemos contado en directo en ElDesmarque. Su última finta y su último sprint desataron la fiesta en que se convirtió el estadio para consolar su llanto. Cruzó por última vez en partido oficial la puerta del Villamarín y por esa misma puerta se fue el duende que durante tantos años ha emanado de sus botas. Ahora que se calla el duende, empieza a sonar la leyenda de un futbolista inconmensurable y una persona única.
Lo de menos era el partido
En su último partido oficial de Joaquín con la camiseta del Real Betis y en el Benito Villamarín, lo de menos era el partido. Con los deberes de una buena temporada hechos y firmados por el profe estricto que es LaLiga Santander, se trataba de disfrutar, de abrir una fiesta que acabará el martes con el homenaje al mito más viviente del beticismo. Las lágrimas se comieron el fútbol. Y lo facilitó el gol de Ayoze en el minuto 1 tras un magnífico pase de Miranda. Punterazo con la derecha a la red y todo el mundo a recrearse con los últimos minutos del gran capitán.
Hasta el Valencia se dejó embaucar por el halo de la última finta y el último sprint. Como si no se estuvieran jugando la misma vida, como si quisieran participar también de la fiesta, los de Baraja parecieron fiarlo todo a los otros resultados, con la misma tensión que el que ya tiene cerradas las vacaciones. Unos en babuchas y otros en chanclas, en algunos momentos el choque se asemejó a un amistoso de pretemporada. O a lo que será la despedida de Joaquín el martes.
Como una boda gitana
El partido realmente se acabó en el minuto 58. Joaquín detuvo su reloj deportivo. Lloró más aún. Besó el césped sobre el que tantas veces bailaron sus botas. El Valencia empató y se salvó. Todos contentos. El artista se sentó en el banquillo a saborear el inicio de su leyenda. Y el Villamarín siguió festejando, como si de una boda gitana se tratase, hasta el próximo martes. Al escudo se le ha difuminado una de sus trece barras, pero refulge más fuerte que nunca en el corazón de sus aficionados.
La historia está llena de personajes coronados, deshonestos y de mal recuerdo. Pero también los hay extraordinarios, queridos por todos y siempre de buen recuerdo, esa es la verdadera grandeza. Joaquín no podía ser de otro equipo. Joaquín es historia viva del fútbol historia del Real Betis Balompie.