Accidente, el agujero negro del coche eléctrico, tiene más número de terminar en el desguace 

Últimamente han subido las ventas de coches eléctricos. Cada vez son más los que confían en las bondades que los fabricantes y las instituciones nos cuentan de estos modelos. Pero no todo es tan bonito como lo pintan. Nadie habla de lo que contaminan las baterías cuando toca desecharlas. Y tampoco de la corta vida de los coches eléctricos, supeditada a la corta vida de las baterías, que suelen durar alrededor de 10 años en plenas condiciones. Pero hay otro agujero negro mucho mayor que debes conocer si estás pensando en dar el salto a la movilidad eléctrica.  

Como ya te hemos contado, estos coches tienen menos complicaciones en cuanto a mantenimiento gracias a su simplicidad, menos piezas y menos quebraderos de cabeza. No obstante, el componente estrella de estos electrificados es la batería, un elemento caro (el más caro del coche) y crucial para su funcionamiento.  

Cualquier daño en la batería puede provocar que lo mejor sea llevar el coche al desguace 

Un componente que se sitúa debajo del coche y que, aunque está protegido, suele dañarse en gran medida en caso de accidente. A veces basta con un pequeño choque para generar desperfectos. Y en estos casos, o te la reparan o te toca cambiarla. Y ambas opciones implican una alta inversión. De hecho, hasta en los casos en los que podrías salvar la mayoría de las células, te obligan a cambiar todo el pack. Es cierto que hay baterías que se pueden dividir en módulos, pero todavía hay bloques inseparables pegados al chasis. 

Todo ello, sumado a que el valor de la batería suele rondar el 50% de lo que cuesta el coche, hace que en muchas ocasiones lo mejor es llevarlo al desguace y optar a un coche nuevo. Y ya no solo es el conductor el que prefiere no hacer la inversión. Si las compañías de seguros sospechan que tendrán que gastar mucho en la reparación, declaran el coche siniestro total.