La Copa del Rey, a pie de calle: la historia de Ibon 2.0, el hincha que jugó contra Ibon Navarro

El inicio de la Copa del Rey de Málaga 2024 ya se palpa en el centro histórico de Málaga, donde las aficiones de equipos participantes e incluso de los no clasificados se funden en una imagen de deportividad, unión y disfrute del baloncesto fuera de las canchas.

Desde las 10.00 horas de este jueves y hasta el domingo 18, la ‘fan zone’ de la Copa ACB toma prestada la céntrica Plaza de la Constitución, donde desemboca la mítica Calle Larios malagueña, donde la exposición de fotografías de repaso a la historia del torneo adentra a los viandantes a la fiebre por el baloncesto.

Los otros dos enclaves son la Plaza de la Marina, donde se ubica ‘La Jaula’, una pista para partidos de tres contra tres y una sola canasta; y dos puestos de patrocinadores en el Muelle Uno, junto al cubo de colores del Museo Pompidou.

En esta triada de lugares han comenzado a fluir cientos de aficionados que, poco a poco, van llegando a la capital malagueña para seguir la Copa del Rey, ya sea animando a su equipo en la cita o disfrutando de ser neutral.

Aficionados con maleta en mano, recién llegados de muchos puntos de España, autobuses con publicidad de la cita, balones gigantes a modo de estatua... se respira baloncesto en Málaga. Si algo caracteriza a la Copa ACB es este ambiente, con prioridad para el ocio y disfrute, y con la victoria de uno u otro equipo en segundo plano.

De ahí que cuando se camine por las calles de Málaga, cualquiera se tope estos días con aficionados del Baskonia (Vitoria), Obradoiro (Santiago de Compostela), Girona, Joventut (Badalona), Andorra o Breogán (Lugo), ataviados con camisetas de sus clubes que muestran con orgullo, pese a que ninguno participe en esta edición.

La comunión se empieza a forjar desde antes del primer partido, por ejemplo, entre una pareja de hinchas del Unicaja que, en tono amigable, sueltan un “¡Que ganéis esta tarde!” a dos homólogos del UCAM Murcia, cuyo rival en cuartos es el Real Madrid.

“Yo mañana me pongo la vuestra”, respondía uno de los murcianos, sellando el apoyo mutuo a los cajistas que este viernes esperan una victoria ante el Lenovo Tenerife. La deportividad es un hábito y, por eso, el desfile de bufandas, camisetas y banderas de diversos clubes se toma con una alegría que contagia.

La curiosa historia del otro Ibon y el guiño a Unicaja

En dirección al Muelle Uno, por el Palmeral de las Sorpresas, dos baskonistas con la equipación de su equipo visitan la zona cerca al mar Mediterráneo cuando confiesan qué les trae por Málaga, si su equipo esta vez no juega la Copa.

Ibon y Beñat son ya dos expertos en la experiencia copera, “no es la primera vez ni la última” que viajan para vivir el torneo en primera persona, “juegue nuestro equipo o no”, cuentan a EFE.

”Venimos porque nos encanta la Copa. Es la tercera vez que vengo a Málaga, me gusta porque hay mucha gente concentrada en puntos muy concretos”, reconoce el primero. “Te cruzas con aficionados de otros equipos y ya hay miradas de complicidad”, destaca Beñat.

Lo mejor para estos dos hinchas del Baskonia es “el ambiente, la atmósfera tan diferente a otros deportes”, que “nadie te molesta por tus colores” y hay un hermanamiento entre clubes rivales que “siempre es muy agradable”.

Beñat barre para casa y animará al Unicaja por Ibon Navarro, que es compatriota: “Es de Vitoria, estuvo en cantera, lo ha mamado toda la vida y el año pasado estuvo bien animarle”, suelta entre risas, recordando que Unicaja ganó la Copa en Badalona con el famoso "¡Ibon tiene un plan!" como mantra.

Ibon, baskonista acérrimo, dice que irá con UCAM Murcia y, sobre todo, BAXI Manresa, porque simpatiza con Pedro Martínez, que fue entrenador del Baskonia, aunque pase lo que pase espera que Real Madrid y Barça, “con todo el respeto, no ganen”.

Entonces, Ibon destapa una curiosidad que tiene guardada. Hace un tiempo, jugó al baloncesto contra su tocayo, Ibon Navarro: “Vitoria es muy pequeñito en categoría senior, él jugaba en el equipo de sus amigos. También me he enfrentado cuando él entrenaba a un equipo de niños, en su colegio, en Corazonistas”.

“Ahí yo era jugador, porque él es más mayor que yo. Luego, cuando crecimos, en senior me enfrenté con él porque Ibon alternaba de jugador en ese equipo y al mismo tiempo entrenada en categoría interautonómica”, añade Ibon, que reconoce entre risas que no hubo ningún episodio de trash-talking (intercambio de palabras no precisamente de halago) con el entrenador cajista.

“Es bonito que haya otros clubes dando guerra”, resume Beñat, en una frase que podría comprimir lo que significa para el aficionado esta Copa, un todo o nada donde cualquiera de los ocho actores puede ser el galardonado.