Día Internacional del Síndrome de Asperger: el papel del deporte entre los que lo sufren
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El síndrome de Asperger se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo
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A menudo no hay nada que los distinga del resto físicamente
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La actividad física es clave, pero tiene que estar adaptada
El síndrome de Asperger es una forma de autismo. Este se encuadra dentro de los trastornos generalizados del desarrollo y suele diagnosticarse durante la infancia. Aunque muchas veces no hay nada que los distinga en su apariencia física, puede que se comporten, comuniquen, interactúen y aprendan de maneras muy distintas al resto de las personas.
Al igual que el deporte beneficia al resto de personas, en las personas con Asperger, ocurre lo mismo. Mejora su capacidad cardiopulmonar, fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio, contribuye a prevenir enfermedades no transmisibles y afecciones neurológicas degenerativas y potencia el sistema inmunológico.
Características más comunes de las personas con Asperger
A pesar de que presentan una apariencia física, según hemos señalado al principio, estas personas generalmente tienen poca fuerza en las manos y son motrizmente torpes, es decir, presentan retraso en las adquisiciones motrices y de marcha autónoma -dificultades al correr, saltar, lanzar o recibir balones, coordinar, problemas para seguir el ritmo-.
Además, en situaciones de nerviosismo o estrés, como movimientos de ojos o manos, muecas o saltos, pueden aparecer especialmente movimientos anómalos, destaca la neuróloga Marta Maristany en un artículo.
La actividad física tiene que estar adaptada
Aunque los efectos del ejercicio físico en el organismo son iguales que para el resto, la forma en la que estas personas ejecutan la práctica deportiva tiene ser diferente, es decir, adaptada de acuerdo a sus capacidades.
Desde el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social de Paraguay dan una serie de pautas, dirigidas especialmente a profesores y padres, para que las personas con Asperger puedan adaptarse a la práctica deportiva al igual que el resto de personas.
Teniendo en cuenta que a veces pueden tener mucho apego a las rutinas, es recomendable explicarle cuándo se va hacer la actividad física y qué se va a hacer en ella apoyando la explicación con métodos visuales.
Aunque puede parecer que físicamente están capacitados para hacer cualquier ejercicio, no es recomendable exigirles para que no se desmotiven y entren en una situación de estrés o nerviosismo.
Y en el caso en el que no quieren ejecutar algún tipo de actividad física, hacerles participes en esta de otra forma, bien ocupándose de los materiales o anotando los puntos de un partido.