Vergüenza y bochorno por incidentes que dividen y ensucian al Athletic

Profanando la Catedral en noche de jubileo. Jubileo. Celebración. La del Athletic Club como religión. 'Religare': volver a unir. Reunir. Congregarse. 52.061 almas. A San Mamés rogando desde la grada; con el mazo dando los leones en el campo. Exhibición de fútbol. Velocistas y fondistas. Puro derroche. Caen en medio de la lucha con calambres y desgarros. Algunos, al dique seco; otros, tras el descanso, renovados sus cuerpos de atletas y peleadores. Llama la atención que tan pesado trabajo no pase factura viendo la exhibición de los leones sobre la hierba, bajo la lluvia, frente a un plantel en el que concurren futbolistas virtuosos, campeones del mundo algunos, internacionales el resto en cualquier caso.

Oblak, un portero muy alabado, y un entrenador que, más allá de su siniestra figura, de su inquietante presencia, es aquel que, tras llegar al Atlético de Madrid, en Bucarest nos negó la Copa de la Europa League tras haber alcanzado la final practicando un fútbol sublime, excelso, tan solo al alcance de la mente privilegiada de un  entrenador 'loco' llamado Marcelo Bielsa. Ha llovido. Doce años descargando. No se cansa el cielo de regalarle al "Bilbao" ese sirimiri tan suyo y el aguacero que no merece.

Diego Pablo Simeone. El 'Fergusson' de los colchoneros. El técnico mejor pagado del mundo, eso se dice. No cae bien en San Mamés. Sin embargo, al final de la partida, 'muertos' sus combatientes, no habrá de servirse de paños calientes que sofoquen el frío de la derrota. "El Athletic de Bilbao ha sido mejor; nos toca desde ya preparar el próximo partido". 'Partido a partido'. Él acuñó el dicho para quitarse el peso de encima. Todos lo imitan. El domingo nos llega el Fútbol Club Barcelona. A quién le importa. Toca disfrutar. Eufórica la afición mientras hace planes para la Cartuja manejando  unas entradas que aún no han llegado a sus manos.

Habiendo llegado del Metropolitano con el valor del oro molido del gol de Berenguer, la pregunta habitual, el cuestionamiento de siempre, "Cómo ves la eliminatoria", me preguntan, A Valverde me encomiendo, a su once, a su apuesta, al riesgo se esté dispuesto a asumir ante un equipo que, temporada a temporada, por el viejo continente se mueve intentando el 'Rapto de Europa'. A un paso está la final. Zancada larga habrá de ser la del Athletic porque, en medio del antes y el después, un socavón, el mismo abismo al que en la pasada edición nos precipitamos por no ser capaces de someter a Osasuna en el fortín de San Mamés.

No va más. La moneda al aire. Esa suerte que siempre nos sonríe permitiéndole al equipo atacar en el segundo tiempo hacia la portería donde se asienta la 'Grada de animación'. Cómo es posible, me preguntó. Asuntos de 'Fortuna' y 'Ocasión'. De Marcos se mueve pensando que serán capaces de meterse a la afición mas joven en los bolsillos que no tienen. Metáfora.

Como llamarle "asedio colchonero" a los primeros minutos de un equipo que ansía contrarrestar la desventaja [0 - 1] de la ida. Desde la distancia, viendo, casi, el campo a ras de hierba, siento que corremos serio peligro cuando el rival acecha la portería de Agirrezabala. Querría ser un 'dron' para ver el juego como en la tele lo veo. Me conformo, sin embargo, con que La Catedral no enmudezca lamentando un gol que igualaría la eliminatoria.

A lo lejos, mi corazón en vilo, y mi encomienda por entero a este portero que descubrí en una mañana de sol de La Florida. Y mi fe ciega en Nico Williams, que también fue de la partida en aquella victoria [2 - 3] del Bilbao Athletic frente al 'Portu' de Ezequiel Loza. De Julen lo espero todo; del "cohete de ébano", ese plus que contrajo en el Villamarín cuando entró al trapo de Guillermo Cuadra Fernández. Acertado Valverde por apostar por Agirrezabala como "portero de la Copa". Lejos de sentir presión, el de Rentería se agiganta, "No pasarán". Y no pasaron. Bien estimulado el pequeño de los Williams, que habrá de convertirse en tormento para los colchoneros que lo pretendan frenar y no puedan.

Ataque incisivo del Atlético tras transiciones tan facilonas que diríase que la medular está desierta. "Beñat Prados y diez más" exigen los que dicen entender del fútbol del Athletic. 'Galaxy' y otros nueve, entonces. Y mientras tanto, yo y mi 'sentimiento de culpa' por estar convencido de que tanto Prados como el "Ruiz" de Bielsa conforman una pareja '"intangible". Siendo sus dos posiciones mi debilidad como futbolista, entiendo que le debo una visita inmediata a 'Óptica Elías', la casa que vigila mi visión. Sin tiempo para la pausa.

Todo es revuelo. Se inclina el campo hacia la portería de Agirrezabala. Lo estira el Athletic hacia la de Oblak. Un toma y daca. Quién dijo miedo. Hay que ver la influencia de Jon Uriarte en Ernesto Valverde desde que al presidente le dio por 'exigirle' a Txingurri un tipo de juego compatible con el "rock and roll". Atrevido. Descarado. Y hasta temerario el entrenador que "fotografia a los leones".

"No sabemos jugar de otra manera", confiesa el de Vitoria - Gasteiz. Bramido el suyo capaz de provocar el "Reventón del río Mundo". Y como Albacete y su sierra de Alcaraz no están al alcance del partido, Iñaki Williams está a un tris de cumplir las promesas que el día anterior les había hecho a sus compañeros. Juego entre hermanos. De banda a banda. Del menor al mayor.

Y, empeine exterior de su bota derecha, castiga implacable Iñaki la pelota. Si ni Oblak, quién podría haber evitado el primer gol del Athletic. Y del segundo, qué me dicen. El que hasta hace no tanto fuera denostado por su propia afición está labrando una maravilla similar a la del orfebre Valdelvira en sus retablos jienenses. Apura hasta el límite, como si quisiera que el regalo que está a punto de entregarle a su hermano tuviera el sabor de la cal: Nico Williams convierte el segundo libre de oposicion.

A estas alturas de partido, se había desatado ya el bochorno y la vergüenza. Escandalizado. Y muy triste por la 'violencia verbal' que se estaba perpetrando a mi lado. Ya de entrada, me llamó poderosamente la atención que, en gran número, los 'presuntos seguidores' del Athletic que me rodeaban me resultaran desconocidos. ¿Qué hace aquí está gente?,... ¿Quiénes son?, y, en especial,... ¿A qué vinieron.?

Cuando en el segundo acto, como favorecido por el poderío de un huracán, a Oihan Sancet le dio por destrozar las líneas que había diseñado Simeone, el técnico argentino estuvo tentado de arrojar al campo la toalla declarando la inferioridad que en sala de prensa habría de confesar. Portentoso el media punta navarro. Todo lo que hacía, incluso su propio cuerpo, era un "escándalo".

Su entrenador lo había 'pinchado' en rueda de prensa: un reguero de sangre dejaba tras de sí mientras se fustigaba cual si fuera el burro del molinero y el propio molinero a la vez. Cuando se cita a Sancet dense por aludidos los Williams, Guruzeta, el 'muro' Paredes, la 'bestia' Vivían, Lekue, De Marcos en sus últimos días de servicio. Los, para mí, 'intangibles' Prados y Galaxy, un misterio que me gustaría resolver. Resuelta está ya, no hay debate, la polémica de la portería: teniéndolo a veinte metros, disfruté de la paz que me regalaba Agirrezabala: ¡Soberbio! Para el final, el bochorno y la vergüenza. Eso tan feo y sucio que al Athletic divide. Lo que resta. Lo que no suma.

Una denuncia en toda regla. 'Seres menores'. "Sólo a su goce ruin y medro [animal] atentos, y no al concierto universal" del Athletic. Mientras sobre el verde empapado los leones se agigantaban, a mi lado, uno de cada dos, dos de cada cuatro, en vez de volcar su mirada al terreno de juego, giraban el cuello hasta 'hermanarse' con los aficionados situados allá, en lo alto...

"Españoles, hijos de puta". Se ponían en pie, de seguido. Saltaban alborozados. Y he aquí que su canto no era de regocijo por la final de Sevilla, sino de..."Español el que no bote, es, es". Ni son del Athletic ni les gusta el fútbol.

Nuestro presidente, Jon Uriarte Uranga, al que supongo al tanto, debería emular a aquel hombre que, al entrar en el templo y verlo profanado, manejaba la fusta con esmero mientras gritaba: "No consiento que pretendáis convertir la 'Catedral' en una cueva de ladrones".

ÚLTIMA ESTACION: 'LA CARTUJA'. AUPA, ATHLETIC!!!!

• Por Kuitxi Pérez, periodista y exfutbolista