Pellegrini y el Betis: "Se nos rompió el amor, de tanto usarlo"

La historia de amor entre el Real Betis y Manuel Pellegrini se apaga. La derrota ante el Rayo Vallecano tiene toda la pinta de establecer un punto de inflexión y quién sabe si de no retorno. El cuadro verdiblanco encadenó tres derrotas consecutivas, algo que no firmaba desde hacía tres años y medio. Y la consecuencia de los últimos resultados es el peor Betis del chileno a estas alturas de temporada. El ocaso del fulgor del mejor Betis de las últimas décadas se veía venir, pero nadie quiere verlo. Y menos la afición, que no gozaba tanto desde la égida de Serra Ferrer, en su segunda etapa en el banquillo.

El compositor Manuel Alejandro dejó para la historia de la música española un soniquete mil veces cantado por variados intérpretes, aunque sólo auténticamente dimensionado por la garganta prodigiosa de la Jurado, doña Rocío (DEP). "Se nos rompió el amor, de tanto usarlo", rezaba la letra pareada a una melodía que te escalda las entrañas. Versos que zarandean el corazón, porque el amor se muere pero la nostalgia se queda dando muchísimo porculo.

¿Por qué se muere el amor?

¿Por qué se muere el amor? Normalmente, de usarlo poco o de no usarlo, directamente. Otras veces, las menos, perece de usarlo tanto. El romance entre el Betis y Pellegrini es más de estos últimos, de esas relaciones cósmicas entre caracteres diametralmente distintos que resplandecen como un sueño del que un día te despierta una pesadilla. "De tanto loco abrazo sin medida, de darnos por completo a cada paso, se nos quedó en las manos un buen día...".

Allá por julio de 2020, el Betis se echó una novia puntera. Conquistó a Pellegrini y Pellegrini conquistó al club y a su afición. Ese amor a primera vista tardó unos meses en arder con la llama que lo ha alimentado durante estos cuatro años, aunque cuando lo hizo parecía que no iba a apagarse nunca. Llegaron la normalidad de los triunfos, la vuelta a Europa, la consolidación en esa lucha anual por rondar el continente...la dicha se tornaba eterna.

Y llegó el título de Copa, y futbolistas buenos de verdad. Y otros no tan buenos. También vinieron las discusiones, en el dormitorio de matrimonio, que es donde las tienen los matrimonios cabales. Porque donde hay sentimiento hay pelea. La convivencia es la que suele matar el amor. Y no resulta fácil cuando se enfrentan dos personalidades tan grandes. Tener una novia tan bella, ya sea el Betis o Pellegrini, te exige.

La convivencia mata el amor

Y Pellegrini pide más que un cura nuevo. Lógico, si se tienen en cuenta su currículum y su ambición. El Betis, que no vive su mejor momento económico precisamente por una ambición mal calculada, le ha ido dando lo que ha podido; o querido. El chileno ha ido ganándose sus mejoras y ampliaciones, si bien no ha logrado que le den lo que él considera que se necesita para estar donde quiere poner al Betis. Y entonces empezaron los reproches sotto voce. Y luego llegaron los reproches públicos. Como los que esta temporada ya ha empezado a proclamar Pellegrini, amén de un pulso a la entidad que ha tenido mucho que ver con el fracaso europeo. "Me alimenté de ti por mucho tiempo; nos devoramos vivos como fieras".

El amor ha resistido relativamente bien todo eso. Hasta que las decisiones, de una y otra parte, han iniciado un camino de poca salida. El Betis parece haberse dado cuenta de que ya no puede con esta relación, pero ni se atreve a reconocerlo públicamente ni mucho menos a romperla unilateralmente. Pellegrini parece haberse dado cuenta de que esta relación ha tocado el techo de su amor, aunque tiene contrato, bien remunerado y varias veces renovado. "Se nos rompió el amor de tan grandioso; jamás pudo existir tanta belleza. Las cosas tan hermosas duran poco. Jamás duró una flor dos primaveras".

Se nos rompió el amor...

Como todos los amores, el del Betis y Pellegrini puede reavivarse en cualquier momento, aunque huele a ruptura civilizada. El sprint final de partidos de esta temporada probablemente dicte sentencia. Por la calle dando un paseo no se nota tanto en la pareja, pero en la cama ya no hay tanta pasión. "Jamás pensamos nunca en el invierno, pero el invierno llega aunque no quiera. Y una mañana gris, al abrazarnos, sentimos un crujido frio y seco; cerramos nuestros ojos y pensamos. Se nos rompió el amor, de tanto usarlo".