Sand Land: un sensacional mundo abierto por lo último de Toriyama
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Un inconfundible aroma al Kakarot
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Rompe con la adaptación para enriquecer la experiencia
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Un juego en el que todo, una vez más, nos recuerda a Toriyama
El universo de Sand Land ha vuelto a irrumpir con enorme fuerza, 24 años después del inicio de la publicación del manga. Una de las últimas obras de Akira Toriyama, y la última adaptación en forma de anime y videojuego al mismo tiempo. Y es que poco a poco, el mazazo emocional por el fallecimiento del sensei Toriyama, va pasando. Y queda el homenaje y el disfrutar de su legado. Incluso de aquel que él no pudo llegar a disfrutar.
Sand Land: el videojuego, es una de ellas. Pero BANDAI Namco lo ha vuelto a hacer, con un título que rebosa de ese espíritu Toriyama siempre presente en títulos como Dragon Quest, o por supuesto los de Dragon Ball. Sumergiéndonos en este particular mundo desértico que va más allá de la adaptación del manga, pues también encontraremos tramas de la 2ª temporada del anime y novedades de todo tipo con los que sorprendernos.
Escasez de agua, pero no de diversión
Hace 50 años, el mundo se convirtió en desierto. Una crisis para todos los pueblos de Sand Land, a caballo entre los desastres naturales y la siempre cruel mano del hombre. Los ríos se han secado por completo, y los habitantes no tienen apenas para sobrevivir, y mucho menos para algo tan básico como el cultivo. Y en mitad de esta crisis, el rey parece ser el único con acceso a agua potable, vendiéndola a precios prohibitivos.
Harto de esta situación, la trama nos sitúa a un claro protagonista y desencadenante de todo, el Sheriff Rao. Que decide ir en busca de esos rumores sobre un manantial legendario situado al sur. Pero los caminos por el desierto son enormemente peligrosos, y decidirá pedir ayuda a aquellos a quienes todos temen: los demonios. Pues vivimos en un mundo donde, al igual que en numerosas obras de Toriyama, conviven toda serie de especies.
Es ahí donde aparece la otra gran estrella, Beelzebub, príncipe de los demonios. Llamado a ser el rey algún día, pero por muy malote que pretenda ser, no deja de ser un chico amante de los videojuegos y con un buen corazón. Pues como futuro líder, debe cuidar de los suyos. Unos demonios que viven aislados de la humanidad, solo robando el agua directamente de los soldados del rey.
El basto mundo abierto de Sand Land
Nada más comenzar nuestra aventura, exactamente de la misma forma que lo hace el anime, con el ataque a los soldados que transportan agua, se nos abre una exploración que sin duda va a ser ardua. Aunque la trama, durante varias de las primeras horas de juego, nos limita esa exploración por la evidente urgencia de seguir el camino hacia un futuro mejor para todos, sin esa escasez de agua.
Pero a medida que se va abriendo todo, el disfrute es máximo. Pues cada pincelada del mundo y cada personaje, también son claramente característicos del estilo de Akira Toriyama. Especialmente con ese amor que sentía por el diseño de unos vehículos tan particulares como identificables.
Un mundo en el que incluso podemos intervenir, con ciudades donde nuestros actos crean consecuencias, como descubrimos al llegar a la aldea de Spino. Donde a medida que vamos haciendo favores a sus habitantes, a través de unas divertidas secundarias, prosperará y eso nos permitirá poder tener todo tipo de mejoras en el futuro.
Sobre la exploración en sí, más vale que te gusten los juegos paisajistas, estilo Red Dead Redemption. Solo que cambiando todo tipo de paisajes, a cada cual más vivo, por un desierto cada vez más abandonado a causa de esta crisis, y las evidentes y numerosas víctimas mortales. Un mundo enorme donde los vehículos son fundamentales. Pero donde el viaje rápido también se convierte en una herramienta clave.
Si has leído el manga o visto el anime, algo que es un poco frustrante, aunque lógico, es el nerf a Beelzebub. Que ni mucho menos puede correr a tantísima velocidad ni saltar enormes alturas. Algo que sería bastante útil, pues todo parece bastante escalable, y pueden aguardar tesoros en casi cualquier rincón. Y no a todos ellos tendremos acceso desde el principio, como ocurre con las Colinas, donde necesitaremos un vehículo saltador.
Así mismo, esas prisas iniciales por ir constantemente al sur, a medida que nos enfrentamos a peligros de todo tipo, hacen que el caos de ese mundo se apodere de nosotros. Un ejemplo es que los mercaderes nos venden materiales que ni siquiera sabemos para qué sirven. Pero que no te puedan las prisas. Los protagonistas son los primeros que rara vez se han adentrado tan al sur de Sand Land, y debemos aprender con ellos a ir lidiando con cada nueva situación, problemas y soluciones.
La noche es nuestra amiga a la hora de combatir
Algo interesante de Sand Land es su sistema de combate. Es pura acción en tiempo real, pero con el tiempo iremos desbloqueando habilidades tanto con Beelzebub como con nuestros acompañantes: Rao y Thief. Algunas son pasivas, pero otras muchas son habilidades activas que deberemos saber aprovechar al máximo. Así como será absolutamente clave el aprender a esquivar. Pues controlar el parry es fundamental.
Como príncipe de los demonios, además, Beelzebub absorbe el poder de las tinieblas otorgado por la luz de la luna. Por lo que nuestra barra de habilidades, que normalmente podremos cargar golpeando de manera normal, también se cargará de manera pasiva durante la noche.
Para ello, en algunos lugares encontraremos Campamentos donde descansar, para poder continuar la historia durante el día o la noche, a nuestra discreción. Habilidades que también son ciertamente complejas, pues es bastante fácil lanzarlas al aire, no hacer nada, y perder un buen rato para poder cargar la siguiente habilidad.
Ahorra toda la basura que puedas. Es hora de craftear
Efectivamente, toda esa madera, aceite, metales, minerales o todo tipo de materiales que nos otorgan los monstruos tiene una utilidad, y más vale que por el momento no vendamos nada. Llegará el momento en el que todo nos sea útil, pudiendo craftear tanto piezas para nuestros vehículos, como vehículos completos con nuevas habilidades.
Una forma más de ampliar esta inmersiva historia, y que incluso nos obligará a tener que pausar la trama para buscar ese único material que nos falta para mejora el tanque. Y lo cual también es habitual en todos los títulos de las obras de Toriyama, como por supuesto en la saga Dragon Quest, o incluso en el descomunal Dragon Ball Z: Kakarot.
Las conclusiones de Sand Land
Tanto si has leído el manga como visto el anime, este juego lo vas a disfrutar al 100%. Y si no es así, también. Ya que la historia es tan sencillita como corta, a la par que disfrutable. No es un universo con toda una vida de crecimiento. Pero sí que nos golpea con esa crisis humanitaria mundial, en una historia con la que Toriyama vuelve a sacar lo mejor de nosotros, ayudándonos a romper prejuicios, y valorando el poder de ayudar a nuestros semejantes por encima de todo.
Lo mejor:
- Su apartado artístico. No hace falta decir mucho más sobre ello
- Un mundo abierto, tan colosal como necesario, al estar basado en una historia principal tan cortita
- Rompedor dentro de la adaptación. Hay partes exactamente iguales a la obra, mientras que otras son radicalmente diferentes, enriqueciendo la experiencia
Lo peor:
- Las primeras horas son algo confusas al querer explorar y no poder, o no entender para qué sirven las cosas que conseguimos o que incluso podemos comprar
88/100