El Athletic despega en Butarque hacia Roma a lomos de Vivian

"Es un campo que nos cuesta mucho siempre". Anticipaba Ernesto Valverde. Preguntarle por qué sería ponerle en un brete. Son cosas del fútbol. No por ser la casa donde al Athletic Club le recibe uno de esos dentistas que tanto teme. De hecho, un lustro desde que 'pepineros' y leones no se veían las caras. Y para quitar hierro al asunto, el Club madrileño anunciaba el encuentro con un cartel en el que se anunciaba el regreso de 'Vaya Semanita' a la 2 de ETB.

Todo eran parabienes en la previa. Habría de ser labor del cronista indagar en busca de causas y razones que justifiquen lo costoso de la empresa cuando el Athletic se deja caer hacia el sur... de Madrid...

Tal vez el nombre del estadio, Butarque, que suena a laberinto.

Los graderíos, sin techo, expuestos a los cuatro vientos y a la lluvia, que pone en danza lo malicioso de Pandora cuando se le abre la tapa de la caja. Las nubes del cielo que, al anochecer, adquieren una hermosura que provoca dolor en los ojos. Pisando el verde, podría ser por la anchura de las franjas de la camiseta pepinera, y el tono inigualable de un azul añil extraído del xiquilite, planta maya.

"Es un estadio que nos cuesta mucho siempre". Pasan las temporadas. Jugadores que llegan, otros que se van. Y hasta la presencia en el banquillo de un entrenador joven que, tras la derrota, ofrecerá su verbo, suelto por sus aportaciones a la COPE, al servicio de un partido que, a su parecer, deberían haber ganado. Y sucedió que, ya desde el inicio, se intuía que al Leganés habría de costarle la vida su propio campo.

Tres centrales tapando el juego interior. Dos laterales largos mordiendo hasta más allá de lo permitido. Hablemos de Valentin Rosier, un lateral agresivo, violento al que el árbitro, Hernández Maeso, le permitirá permanecer en el verde sin ver la tarjeta roja. Borja Jiménez Sáez y Patxi Salinas, unidos por haber dirigido al Rápido de Bouzas, Galiza Calidade.

Viendo el juego, se habría agradecido un trabajo previo del míster del 'Lega' para frenar las maneras bruscas de su equipo encarnadas en las figuras del ya mencionado Rosier y de Renato Tapia, un peruano que se aleja de las bonitas maneras de aquella selección del mundial 1970 de la que me enamoré a primera vista.

Cosas de Butarque. Un campo que, a pesar de que al Athletic le haya "costado mucho", allá con la noche cerrada, los leones se hayan dirigido a sus incondicionales para regalarles un precioso luminoso (0-2).

Fabricado por una 'fechoría' fuera de lugar de un soberbio Vivian y una obra de arte en plena transición en la que fue plasmado un exquisito juego de los zagueros del que Andoni Gorosabel se hizo cargo para volar por su banda derecha, como hacia Roma, culminando la gesta con una perla que, destinada a la Fontana de Trevi, fue pulida por Iñaki Williams con el empeine interior de su bota izquierda.

"Es un campo que nos cuesta mucho siempre". No fue excepción este partido aunque el Athletic terminara sometiendo al 'Lega' luego de que, a partir del gol de Dani Vivían, y con el aire fresco que entró por las ventanas  abiertas por 'Txingurri', Butarque pareciera inclinarse hacia la portería de Juan Soriano. Victoria "costosa" en un escenario que, "Euritan Dantzan", se prestaba de 'video clip' para el concierto de despedida de 'Gatibu'.

En el que, más allá de la línea de fondo, Nico salió seriamente perjudicado en su tobillo sangrante. Partido sin dueño, juego sin dominador. Tan cerrado como abierto hasta convertirse en un intercambio de golpes narrado por mi compañero Jaime Ugarte, que se hallaba al pie de su altar sagrado en el que ubica siempre a su Athletic venerado.

Por KO ganó el Athletic la pelea. Pero también a los puntos, tres, dejando en cero al 'Lega'. Cera, también, la que Renato Tapia repartió para cerrar las dos cejas que el Athletic le terminó abriendo a su propio equipo.

• Por Kuitxi Pérez García, periodista y exfutbolista