La incapacidad del Betis para gobernar el fútbol en Balaídos

La derrota del Real Betis en Balaídos, además del resultado, deja una descorazonadora sensación en los verdiblancos, incapaces de manejar una ventaja de 0-2 al descanso. No es la primera vez que sucede esta temporada. Una situación que seguramente tiene que ver con cuestiones mentales, de actitud y carácter, pero también con la lectura del juego.

El fútbol se juega con los pies, pero se maquina en la cabeza. Evidentemente con las pulsaciones aceleradas siempre es más complicado, pero ahí está el éxito de muchos jugadores a nivel individual y equipos a nivel colectivo. El saber elegir qué hacer en cada fase del partido en función de las necesidades que el resultado o el rival demandan. Fácil la teoría, complicada la práctica.

Por ahí se puede explicar lo inentendible del apagón del Betis contra el Celta después de la primera media hora de juego. En ese rato inicial, cierto es que con más acierto individual que fútbol colectivo, los de Manuel Pellegrini se hicieron merecedores de ese marcador, que bien pudo ser más amplio si alguno de los balones al palo hubieran acabado en gol.

El caso es que por el cuarto de hora final de la primera mitad ya asomó lo que sería la segunda parte. El Betis no fue capaz de sostener el marcador ante el evidente empuje del Celta. No ayudaron los cambios de Manuel Pellegrini, la salida de Marc Roca del campo, o el propio rendimiento de los que fueron ingresando; pero sobre todo la lectura de juego.

Al Betis le condenó su fragilidad en Balaídos para conceder ocasiones y que el Celta resucitara. Un equipo más consistente, que hubiera sido capaz de gobernar el partido, hubiera puesto trabas a la reacción de los gallegos. Con balón y sin balón. Ese defecto, que ya ha aparecido otras veces esta temporada, acabó siendo pecado mortal.

La portería, el lateral izquierdo y el delantero, reforzado en el mercado de invierno, han sido objeto de debate en el Betis en las últimas semanas y meses. También el mediocampo, corazón de un equipo para encontrar ese empaque, consistencia y capacidad de leer los momentos. Habrá quien se acuerde de Guido, otros de ese creador que en la mejor era de Pellegrini encarnaba William Carvalho.

No es cuestión únicamente de una posición en el terreno de juego, pero sí llama la atención que con el talento que el Betis tiene en algunos futbolistas -Isco, Antony, Lo Celso...-, no tenga también ese equilibrio y poso para llevar el desarrollo del juego a su terreno. Una situación que fue más que manifiesta contra el Celta de Vigo.

Claro que también la derrota del Betis se puede explicar desde lo mental. Ese idea de que ya el partido estaba ganado con 0-2 y esa falta de intensidad que permitió a los gallegos meterse en el duelo. Un pecado mortal que cuesta puntos en la élite, tal y como han comprobado los verdiblancos. Situaciones que urge que se arregle en este tramo final de temporada, donde cada resbalón tiene menos margen de error.