Renault, ahora sí, copia a Toyota
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Renault ha iniciado una profunda transformación estratégica inspirada en el modelo industrial de Toyota, con el objetivo de mejorar drásticamente sus estándares de calidad y competitividad. Esta decisión llega en un contexto de creciente presión por parte de fabricantes chinos, que combinan bajos costes con procesos de desarrollo extremadamente rápidos. Ante este escenario, la firma francesa reconoce la necesidad de reformular su enfoque para mantenerse relevante en un mercado global cada vez más exigente.
El plan contempla una reorganización interna centrada en tres pilares: acelerar los ciclos de desarrollo, elevar la calidad percibida de sus vehículos y optimizar la eficiencia en la producción. En términos prácticos, Renault ha conseguido ya reducir en un 25 % los costes de desarrollo de su nuevo utilitario eléctrico y aspira a lograr recortes adicionales mediante ajustes en la cadena de suministro y colaboración internacional. La adopción de métodos de trabajo inspirados en Toyota apunta a establecer una disciplina industrial más rigurosa, orientada al control de calidad desde la fase de diseño hasta la entrega final.
Nueva etapa: calidad como eje central
Lejos de apostar por una electrificación total, Renault mantendrá una estrategia multienergía que incluirá motorizaciones térmicas, híbridas y eléctricas, adaptadas a las necesidades específicas de cada mercado. El nuevo urbano eléctrico será el buque insignia de esta nueva etapa, pero la gama conservará opciones diversificadas para garantizar viabilidad económica y competitividad. Esta flexibilidad tecnológica forma parte de un enfoque pragmático que prioriza la sostenibilidad financiera frente a una transición forzada.
Además, Renault sitúa a regiones como India y Sudamérica en el centro de su crecimiento futuro. Estos mercados emergentes representan una oportunidad clave para implementar una oferta más eficiente en costes, sin comprometer la calidad que la marca busca ahora consolidar como uno de sus principales atributos. El objetivo es que la percepción del cliente gire hacia valores asociados tradicionalmente a marcas japonesas: fiabilidad, durabilidad y precisión industrial.
Llama especialmente la atención que Renault utilice a Toyota como modelo explícito de referencia, lo que implica un reconocimiento claro de las carencias previas en su sistema productivo. Por todo ello, este giro estratégico no solo redefine el rumbo industrial de la marca, sino que también reconfigura su posicionamiento frente a los nuevos competidores asiáticos, apostando por una mejora sostenida y medible de la calidad como respuesta directa al desafío global.