Ambiente de Primera en una eliminatoria igualada
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Llegó el partido, ese que ambas aficiones llevaban meses esperando y que por fin oía el pitido inicial. 30.500 almas se daban cita en un Carlos Tartiere que registraba el primer lleno de su historia.
El ambiente de fútbol fue tal en Oviedo que ni siquiera en grandes partidos de Primera se recordaba tanta gente ataviada con la camiseta azul. Ha sido arduo el camino hasta este playoff de ascenso, más de doce años fuera del fútbol profesional, y eso hace que quienes secundan la causa lo hagan con más fuerza que nunca. La historia en Cádiz no es muy distinta, y es que los más de 1.200 aficionados desplazados al norte del país, saben lo que es el paso por esta categoría tras cinco años en ella.
Sacó de medio del Real Oviedo pero antes de todo ello, fue el Tartiere quien sacó sus mejores galas. Todo el campo participó en un tifo que reflejabael trabajo y la lucha de los jugadores y redibujaba sobre la cabeza de los aficionados en los laterales, el nombre del club.
El inicio del juego dejó entrever lo que ya se sabía: un Oviedo más interesado en elaborar y encontrar su hueco, un Tartiere que rugía hasta con un saque de banda a favor, y un Cádiz peligroso y vertical que buscaba el fallo de la defensa azul.
Sin embargo la primera jugada peligrosa sería un contraataque, pero del Real Oviedo. El rechace de un corner cae en los pies de Linares, que en última instancia da un pase largo a Omgba. El tiro del camerunés, ya algo escorado, se va alto por encima de la portería de Aulestia.
No se amilanó ni mucho menos el Cádiz, que siempre que tenía oprotunidad llegaba al área carbayona. Hasta en tres ocasiones lo hizo en los primeros quince minutos, consiguiendo crear peligro a través de tres saques de esquina. Repelió son problemas el Oviedo, que volvió a hacerse con la batuta del encuentro.
El primer córner a favor del Oviedo llegó tras una pared entre Susaeta y Nacho López, cuando el centro de este lo envía un defensa fuera. Se quedaría en el área contraria el equipo visitante, y el peligro llegaría de nuevo ante un intento de remate de Omgba. El camerunés no acierta a enganchar el rechace y lo refere la defensa amarilla.
La ocasión más clara del Cádiz llegaría en el minuto 25, tra varios rechaces en la frontal del área, cuando Fran Machado se hizo con uno de ellos, y se desmarcó para batir a Esteban. El meta azul estaba atento y llegó antes que el delantero gaditano. Centro de Hector Font que atrapa Aulestia antes de que Miguel Linares pudiera rematar.
Paradón de Esteban a un tiro desde la frontal del área a un tiro de Kike, pero la jugada venía anulada previamente por fuera de juego. Ambos equipos continuaron tomándose la medida y sería el Oviedo el que volviera a llevar peligro a área contraria, en este caso una combinación entre Linares y Borja Valle, que el leonés remata al palo largo desde la frontal del área. La estirada de Aulestia hace que el esférico se fuera por línea de fondo.
Sin embargo, a un minuto del final llegaría el gol del Cádiz. Una internada por banda de Juan Villar dejaba el balón a los pies de Jona, el delantero no fallaba y batía en el área pequeña a Esteban. Un jarro de agua fría para un Tartiere que no contaba con un gol al filo del descanso.
La segunda parte comenzó con un Cádiz paciente y un Real Oviedo obligado a dar más. El mayor peligro llegó de botas de Borja Valle y Font por la izquierda y las internadas por arrestos de Omgba por la derecha. El peligro del Cádiz era patente y en un córner, en el que entraban tres jugadores amarillos al segundo palo, envió un balón a la cruceta Mantecón.
Ansiedad en las filas del Real Oviedo, cuyas líneas se fueron distanciando por momentos. Egea puso en juego a Sergio García, que salió por Hector Font, para ganar profundidad. Si bien el juego del equipo continuó generando ocasiones peligrosas, el acierto del equipo no llegó a la hora de materializarlas.
Los rechaces y las perdidas de balón se convirtieron en el mejor aliado del Cádiz, que mantuvo la amenaza del contraataque constante sobre el área de Esteban. Susaeta tuvo en sus pies el empate, con un balón desde fuera del área que colocó en la cruceta de Aulestia.
Arriesgó Egea, que retiró del campo a Omgba para dar entrada a Diego Cervero. Pocas veces habían coincidido en el terreno de juego Linares y Cervero, y sirvió el gesto táctico. A diez minutos del final el canterano batía de cabeza a Aulestia y conseguía el tanto del empate para el Oviedo. No podía ser de otra manera, no podía ser otro, al igual que ocurría en Compostela, Diego marcaba en uno de los primeros balones que tocaba.
El Carlos Tartiere se venía abajo. EL Oviedo nunca le había perdido la cara al partido pero le costaba generar ocasiones claras de peligro y a la vez contener el contraataque visitante. Egea dispuso un nuevo orden en el campo tras el gol de Cervero y sacó a Generelo por Borja Valle. Reforzaba un centro del campo que ya había poblado antes Claudio al dar entrada a Navarrete y a Airam en punta.
Cumplido el tiempo una tangana fruto de las pérdidas de tiempo acabó con la expulsión del cadista Garrido por un empujón a Cervero, que vio la amarilla.
El pitido final deja una eliminatoria aún abierta, con ventaja para el equipo gaditano, al que le vale el empate a cero, pero con serias bajas para el partido de vuelta. El Real Oviedo mereció más, y lo encontró con ese gol de Diego Cervero que le mete de nuevo de lleno en una eliminatoria que continua tan igualada como comenzó. Oviedo vivió, y eso sí que fue a gusto de todos, una tarde de fútbol de primera.