Demasiado Messi para un buen Sporting

El Sporting dio la cara, emocionó a los suyos por momentos, frente a un Barcelona que salió vivo en El Molinón gracias a Messi y con la ayuda del colegiado. El argentino adelantó a los suyos en dos ocasiones y Suárez sentenció. Carlos Castro hizo el 1-1. 

Con nueve novedades en la alineación y el debut de Lichnovsky. Así salió el Sporting al terreno de juego ante el mejor equipo del mundo. Mermado, en teoría, por la falta de ritmo de sus titulares pero con la mejor voluntad posible. 
El partido comenzó con el guión previsto, con el Barça dominando y los de Abelardo esperando su momento a la contra. El Sporting resistió sin mayores problemas los primeros intentos culés, e incluso la primera ocasión clara fue rojiblanca. El disparo de Álex Menéndez en el minuto 8 se fue demasiado desviado. 
Al Barça le costaba tener ocasiones ante un Sporting inmenso, concentrado, sin conceder ocasiones. Sólo una, cuando jugaba con 10 mientras Meré era atendido. La tuvo Suárez, pero Cuéllar se lució. Eso sí, el portero rojiblanco ya no pudo impedir el primer tanto de Messi, en el 24', con un disparo desde fuera del área. A Cuéllar le taparon sus propios compañeros. 
Pero no se vino abajo el equipo y, ni mucho menos, El Molinón. En parte gracias al inmediato empate. El Sporting encontró el contragolpe, Álex Menéndez se la puso a Castro, que no perdonó para desatar la alegría de la afición. Lástima que no duró mucho, apenas dos minutos, porque Messi adelantó de nuevo a los suyos con un gran disparo. Pudo ser fuera de juego. Después, Neymar mantuvo la emoción para la segunda parte, o mejor dicho el palo que evitó el tercero. 
En la reanudación, se multiplicó la polémica con el colegiado. Primero por no señalar un penalti sobre Halilovic y, después, por ver otro de Cuéllar sobre Neymar. Suárez perdonó, pero no lo hizo en el 66'. Dejó las cosas claras con un golazo que se coló por la escuadra de Cuéllar. Justo segundos antes de que Abelardo hiciera sus dos primeros cambios. 
Con la sentencia, el Sporting tiró de coraje para seguir vivo y mantener la ilusión en las gradas. También de Burgos Bengoetxea, otra vez, pudo añadir emoción, pero no vio una mano de Mathieu dentro del área. En cualquier caso, El Molinón se marchó orgulloso de los suyos y asombrados por la competitividad de los menos habituales. Uno por uno, como mínimo, todos cumplieron. Lo justo para disponer de todos de cara al verdadero objetivo de la permanencia.