Llorente e Ibai certifican la permanencia del Athletic en un año surrealista

 
Asís Martín III Un flojo Athletic ha vencido en un feudo maldito como es La Romareda (1-2) ante un Zaragoza que, con muy poco, demostró jugárse bastante más. Los de Bielsa certifican su salvación tras remontar un mal partido, uno de esos horrores que parece habérse especializado en ganar. Lo ha logrado con los goles de Llorente e Ibai. Todo, en un feo choque en el que además uno de los linieres ha sido una pesadilla anulando un gol legal a De Marcos.

Que nada, que parecía que no querían que Urrutia y Bielsa se junten y luego nos cuenten a ver qué va a pasar en el futuro inmediato con el banquillo rojblanco. Está claro que este domingo los maños se jugaban la vida con un llenazo a reventar en La Romareda, pero los leones dejaron mal durante muchos minutos a Marcelo Bielsa, que deseaba la victoria previa del Deportivo para que sus chicos salieran con las pilas puestas.
Ni pilas ni puestas ni nada, a lo que hubo que añadir el trabajito del linier que anuló un gol legal a De Marcos y otra contra en franquía del futbolista alavés cuando se iba solo hacia Roberto. Horrible.
Y con tanto despropósito no podía ser otro más que Fernando Llorente el que ponga la puntilla a una campaña para olvidar. Sus últimas dianas acaban con los agobios y abren debates del pasado reciente, y las dudas de un futuro donde el gol estará muy complicado. Al menos el golazo de Ibai acabó dejando un gran sabor de boca, por el triunfo y por un taconazo digno de Manolo Sarabia. 

Hubo que empezar lamentando los incidentes, para nada nuevos, vívidos entre ultras y radicales horas antes del partido, pero había que centrarse en un partido que suele dejar malos recuerdos al Athletic. Y que se supone que había que afrontar con ganas, ya que el Depor hizo sus deberes y venció minutos antes del comienzo al Espanyol (2-0) retrasando las vacaciones vizcaínas.
Con las novedades de Ramalho e Iturraspe en el once trataban los rojiblancos de frenar la adrenalina aragonesa; pero una vez más, y ya no es noticia, los nerviosos parecían los nuestros, que tocaban a gusto y dominaban a un rival famélico, pero sin profundidad ni acabar una sola jugada.
Para una que acabó en gol de Aduriz se anuló con acierto, y para otra en la que De Marcos se iba solo se equivocó el línea. Muchos minutos -y por medio de un rechace- tardó el equipo de Jimenez en asomarse, en cobrar vida, pero a fé que lo hizo con peligro.
En el 13' el portugués Helder Postiga marcaba el 1-0 de cabeza tras zafarse de Mikel San José y superar a Iraizoz con un globo al segundo palo. De dos llegadas un gol recibido, una estadística que desalienta a cualquiera, y más si poco después ves que De Marcos marraba el posible empate en una buena jugada individual de Susaeta. Pero lo que cuesta hacer un gol...
Y no se crean que el Zaragoza iba en tromba por aquello de que tiene casi que morir para salvarse. Los de Bielsa jugaban incluso con tranquilidad, a un ritmo parsimonioso aunque sin llegar a pachanguero, pero costaba mucho crear algo en la línea de tres cuartos.
Lo que llovían por tanto no eran ocasiones, ni siquiera córners, sino más bien fueras de juego, que hubo unos cuantos, aunque el del segundo gol anulado al Athletic, en este caso a Oscar De Marcos es totalmente discutible. Pero mucho, vamos... pareció un gol más que legal.
Aún así, y al cabreo generado, no sería osado pensar que incluso el resultado también pudo ser algo peor al descanso, ya que hubo alguna que otra indecisión por parte de Gorka que afortunadamente los de la Pilarica no supieron aprovechar.
La segunda mitad se iniciaba con la entrada de Ibai y Llorente, y el pase del hoy bullicioso De Marcos, (al que ya se le ve más fresco y entonado), al lateral zurdo en una estrategia ya habitual. Nada más empezar Postiga obligaba a Iraizoz a hacer un paradón después de comerse a San Jose en un uno contra uno en el área, pero se veía más chispa en los de Bielsa.
El equipo apretaba más y el combo de Manolo Jiménez empezó a sentir con los minutos el cosquilleo de los vitales tres puntos y optaba por dejarle la pelota a los vizcaínos sabedor, además, de que no andan muy finos arriba. Claro que tampoco desdeñaba hacer daño a balón parado, sistema por el que generó un palo con una pelota que se le envenaba a Gorka, o tratando de cazar una contra definitiva.
El técnico de Rosario le quiso dar una vuelta de tuerca más al contar con tanto balón y espacio, y metía a Castillo para jugar con solo tres hombres atrás, poniendo a Oscar como carrilero en la derecha con la misión de subir y bajar lo justo. La cosa funcionó a pedir de boca. En esa nueva idea llegaba el empate de Llorente tras una embarullada jugada que resolvió con pillería entre tres contrarios. Su tercer gol en las últimas cuatro jornadas, que darían para tertulias durantes meses...
Con el empate el Athletic se fue para arriba en busca de la victoria, una de las líneas ideológicas de Bielsa, metiendo el terror en el cuerpo a una afición blanquilla que empezó algo ofensiva y acabó con lágrimas tras el golazo de tacón de Ibai en una jugada de DVD de Oscar De Marcos por línea de fondo. Victoria, una más cuanto peor juega el equipo, caso ya para Iker Jiménez, y las dos últimas jornadas de liga que servirán para homenajear a San Mamés y dárse un garbeo por el siempre simpático Vallecas.