Marquitos: "Daría abrazos y besos a mis jugadores del Santutxu toda la vida"

El Santutxu borda su Liga en Tercera. Imperial, sólo ha perdido un encuentro en toda la segunda vuelta; a base de casta y sacrificio han pulverizado sus habituales registros. Carlos Marco, su técnico, explica el despegue: “Corriendo mucho. Estar a falta de siete partidos salvados es un orgullo”. Lanza un guiño a su tropa: “Estaría dando abrazos y besos a estos jugadores toda la vida, el mérito es de ellos, se han dado una paliza”.

El Santutxu sólo hincó la rodilla ante el Alavés B el 9 de febrero, desde entonces acumula cuatro victorias (Oiartzun, Balmaseda, Cultural y Lagun Onak) y dos empates (Retuerto y Gernika). Unos dígitos que le salvan de la quema mucho antes de lo esperado, con 41 puntos en su casillero. Un mérito pilotando una plantilla modesta, que gobierna Marquitos, quien se apresura a “agradecer” el apoyo infranqueable de sus ayudantes.  “Pensaba que iba a ser un año más difícil después de que se fueran varios jugadores importantes que llevaban tiempo conmigo, pero la gente que ha venido se ha soltado. Han asimilado que nuestro éxito era salvar la categoría”, apunta Marco, que ha sabido empastar veteranos con escamas en la categoría con jóvenes valores que se parapetan en Mallona.  La fértil cantera del Santutxu refuerza su proyecto: “Llevamos muchos años sacando jugadores, es nuestro sino, que sepan de dónde vienen y qué van a defender”. Una trayectoria excelente pese a las mayúsculas dificultades derivadas de no entrenar ni un solo día en todo el rectángulo de Mallona, y con sólo tres días semanales disponiendo de medio campo. Un estadio municipal que comparten con otros tres clubs, y que no atiende a galones: “Somos un equipo pobre, pero ahí están los resultados y lo bonito que es jugar contra equipos buenos de Tercera”, añade Marco, que tira de modestia infinita: “Sirve para demostrarte a ti mismo que puedes competir con ello, y a los chavales reivindicarse a ver si alguno tiene el año que viene una salida mejor”.