Y Aduriz transformó el agua en vino
Diluviaba en San Mamés, en una tarde en la que el Athletic Club había merecido ganar pero no encontraba el premio. Y fue así por los dos porteros del Rayo Vallecano que han jugado hoy hasta que Aritz Aduriz, convertido en divino, transformó el agua en vino anotando el 1-0 de la victoria en el minuto 86. Tres puntos trascendentales para crecer en la tabla y en confianza, para afrontar bien las tres competiciones, para sacar partido a la Catedral donde no se ganaba hace tres meses. El noveno gol del pecoso donostiarra fue el colofón a una tarde en la que Balenziaga brilló, Williams gustó, De Marcos y Rico se fajaron, y en la que la mala noticia fue el palo anímico a Unai López.
El partido tenía tintes no tanto de final como de trampolín, d epunto de inflexión. Seis cambios introducía Valverde respecto al partido de Turín, volviendo al esquema tradicional del 4-2-3-1 y a sus jugadores más habituales como Iraizoz, Susaeta, Balenziaga o el gran referente ofensivo, 'Soy Leyenda' Aduriz.
La primera parte fue un toma y daca, pero en la que el Athletic perdonó en exceso. Es aplaudible lo que intenta Paco Jémez, que apretó arriba al equipo vizcaíno en la salida, que buscó portería con ganas, pero también juega con TNT atrás, porque pese a estar pintón se le ve el cartón en defensa. A los cinco minutos Mikel Rico y, sobre todo, Unai López ya habían tenido dos ocasiones de gol. La del de Rentería, clarísima, fue como para cambiarse de botas. 'Pero donde la enviaste chaval' pensaba todo el campo tras un jugadón de Aduriz. Era más que medio gol lo que le regaló el donostiarra. La verdad es que el trabajo de ambas escuadras se asimilaba, lo que pasa es que la presión alta del Athletic era más eficaz, y además abocado al juego directo, se le veía más ducho en ese registro, generando algunas aproximaciones buenas con el bombardeo de los centrales a Aritz. De hecho, aunque costaba llegar, Toño tuvo que hacer un paradón a un cabezazo de Laporte en un balón parado puesto magníficamente por Susaeta. El achuche de los madrileños evitaba poder combinar a gusto, pero dejaba amplios espacios tras los centrales. Y eso le iba a costar el puesto y un serio disgusto a Unai López, ya que sin aparentes problemas físicos, a los 34 minutos se iba a la ducha con un bajón de libro.
El chico había participado pero lo cierto es que físicamente había sufrido con los 'morenos' del Rayo en un primer tiempo en el que no hubo casi opciones para el juego combinativo. Por eso el técnico optó por un mediapunta de espacios como De Marcos, que según salió dio un aire tremendo al equipo. La duda es si no se podía haber hecho de inicio para sacarle más partido y evitarle al talento guipuzcoano una colleja de ese calibre. Parecida a la que proporcionaba el gol anulado a Mikel Rico en un fuera de juego que no era, decisión interpretable por centímetros pero que condujo el choque al descanso con un inmerecido empate a cero. A la vuelta Paco Jémez metía dos cambios, uno el del portero por problemas musculares, viendo que el Athletic no había conseguido desnivelar la balanza. Y es que pese a ser dos equipos ofensivos la incertidumbre del marcador era absoluta. El público lo entendió, empezó a achuchar con más fuerza, en busca de un tanto que se presumía definitivo.
El Txingurri creyó verlo en la bala de Iñaki Williams, que salió con una ovación tras marcar en Turín, y ya disparó a los 5 segundos de entrar al césped. Dejó detalles magníficos que irán a más. La réplica vallecana fue tirar de Manucho, otro atleta de ébano, en una recta final a cara de perro, en la que para ponerle aún más salsa Fernández Borbalán y sus auxiliares cada vez se iban equivocando más. Alguna decisión fue como para pensar si estaban de vacile, porque si no era incomprensible. Pese al empuje y la avalancha de córners favorables el tanto no llegaba, y eso que Williams, que las tocaba absolutamente todas, estuvo cerca en el 78, pero Cristian Alvarez, que había sustituido al lesionado Toño, le hizo una buena parada abajo. Pero la insistencia tuvo premio, Aduriz, ¿quién si no?, convirtió el agua en vino a los 86 minutos al anotar con la zurda el gol de la victoria tras la porfía de un sobresaliente Balenziaga que estaba en la línea de fondo. Tres puntos merecidos, sustanciosos, nutritivos con todo lo que hay que afrontar. Y es que después de tantas emociones el jueves llega a San Mamés otra cita que en apenas minutos en el Comunale pasó de parecer intrascendente a ser apasionante, la vuelta de la eliminatoria de UEFA Europa League ante el Torino de Giampiero Ventura.