¿El Athletic? Hemos estado ahí

Cuando Miguel Indurain en alguna de las Grandes en las que logró subir a lo más alto del podio finalizaba una etapa sin complicaciones, de esas en las que no aumentaba la diferencia con sus rivales pero en las que había solventado plácidamente el recorrido, y recibía el canutazo de los periodistas en la línea de meta, éste acostumbraba a recibirles con una expresión que dejaba a todos un tanto desconcertados: “hemos estado ahí”.

Dicha frase, tan ambigua como llena de sentido para el campeón navarro, sirvió de título para un recopilatorio de tiras del genial César Oroz, uno de los dibujantes que mejor humor gráfico hace sobre el fútbol en el mundo.
Esas tres palabras explicaban que el de Villaba había completado la jornada en un limbo que le dejaba igual en la clasificación pero desesperaba a muchos aficionados, que no sabían interpretarla y se iban a la cama pensando en si su ídolo al día siguiente se desplomaría con una pájara monumental o iba a dejar sentenciada la ronda. De hecho, más de uno se despertaba por la noche entre pesadillas y sudores fríos gritando al techo de su habitación “¿pero dónde, donde es ahí!!!?”.
Esa misma es la sensación que tengo yo tras la primera vuelta rojiblanca. El Athletic Club llega a la mitad del campeonato ahí, pero no tengo ni idea de dónde está ese “ahí” en cuestión. Lo tangible es que el equipo está en séptima posición, a dos puntos de la Europa League y a seis de la Champions, ha superado la fase de clasificación en Europa y ha caído eliminado de la Copa ante el FC Barcelona. Hasta “ahí” lo incontestable, lo que dicen los números.
Pero como les sucedía a los seguidores del campeón navarro, no tengo ni idea de dónde está ese “ahí” y como aquellos personajes de las historietas creadas por Josep Escobar, unas veces soy Don Óptimo y otras soy Don Pésimo. Por un lado pienso que no hemos perdido ningún tren y que se puede esperar mucho más de este equipo que lo que hemos visto hasta ahora y nos meteremos en competición europea sin problemas; por otro, cuando aflora el catastrofista que llevo dentro, me asaltan las dudas y pienso que podríamos acabar la campaña con más pena que gloria lejos de las plazas que nos permitan viajar por el viejo continente la próxima temporada.
Pero nos queda todavía una segunda vuelta por delante. No tengo ni puñetera idea de lo que nos va a deparar el Athletic, pero por favor, que no cunda el pánico ni empecemos a mover banquetas y, como diría Luis Fernández “esperemos a que termine el baile para pagar a los músicos”. Tras lo visto el domingo ante el Atlético de Madrid, creo que se merecen el beneficio de la duda como para pensar que puede que interpreten una buena segunda parte del concierto. Y si no es así, yo estaré “ahí”, hasta el último bis, para aplaudirles.
Por Jon Spinaro

@Jonspinaro