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Iraizoz y el perdón de los 'pescados'
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Iraizoz y el perdón de los 'pescados'

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Kuitxi

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Dedicatoria: A Jose Iragorri, que se quedó con las ganas de cantar 'bacalaos'  Encendido. Como una antorcha humana. Si Benito hubiera escrito la crónica sobre papel, se le habría quemado el soporte. Furioso. indignado. Desde su enojo desmedido carga duramente contra Iraizoz. A él, a nuestro portero, le hace responsable de la derrota...

El primer gol es un balón que se cuela por el palo corto, el que vigilaba, o debería haber vigilado. Se lo traga. Uno a cero... y Gorka de portero: "¡Cuánto pides, Gorka, cuanto?"... es el eco de un grito encendido que perdura flotando, como a la espera de que llegaran días como este. El segundo, ahí coincido, es de juzgado de guardia. Si la justicia hubiera actuado de oficio, nuestro portero debería haber sido 'detenido': esa falta botada por Messi fue un homenaje a la torpeza, al desastre, al ridículo.
Messi golpeó fatal, a media altura y a la posición del portero, que tan solo tuvo que dar un paso a su izquierda para hacerse con el esférico, y, de inmediato, deshacerse, se le escurrió como un besugo para convertirse en chicharro, juego de palabras, ni besugo ni chicharro, un gol que le señala el camino que conduce al banquillo, y de la banqueta a la grada, y de la grada al punto y final, hasta aquí hemos llegado, existían otras maneras de decir Adios, pero no está en uno decir ni cómo ni cuándo. El tercero lo fue como consecuencia de un grueso error al no saber medir ni la altura ni la distancia a la hora de la estirada...
Duras palabras contra Gorka Iraizoz, nuestro portero. Pero ninguna contra los atacantes, que, pudiendo haber goleado, no lo hicieron. Si Gorka hubiera estado a la altura de las circunstancias, el partido tan solo habría dado para el empate a cero goles y el premio añadido ese que llaman 'punto de la Federación'.  Y la propuesta de Ernesto Valverde, perfectamente ejecutada por los jugadores, estaba diseñada para reventar en el Camp Nou todas las casas de apuestas...
Un día, Marcelo Bielsa, para explicar el por qué de un época de vacas flacas y espigas famélicas, recurrió a un vocablo, "Pericia", precedido de una caricia, "Falta de"... "Falta de pericia". Ausencia de tino. De acierto. De maestría. De picardía. De oficio. De malicia. De crueldad para no rechazar la propuesta del trabajo de verdugo cuando a uno se lo ofrecen para poder vivir, y, de paso, alimentar a una afición que ansia victorias y no terminan de llegar así que el Athletic le de un meneo serio al Barcelona en su feudo y él final de la partida se salda con un tres a cero goles, resultado brutal, engañoso, injusto, obsceno, al borde de la goleada...
El que cargó duramente contra Iraizoz lo sigue haciendo. Está cegado. La rabia. Y yo le digo, La rabia, sí, pero la rabia, coño, paciencia, paciencia, esa paciencia que sí tienes para con Raúl García y Wiliams, con Lekue, tanta que ni siquiera los nombras. Iraizoz, todo es Gorka. Pongámonos en lo mejor en cuanto a nuestro arquero: si hubiera mantenido virgen su portería, tan solo nos habría dado para un empate sin goles, y el partido, desde su nacimiento, había visto la luz de la victoria...

El Athletic no apretó ni muy arriba ni muy atrás: ocupó racionalmente el rectángulo de juego, y, como si en retroceso a los tiempos de Fidel Uriarte, se movía como si animado por la canción...
"Tenemos un gran equipo / que todo lo toma a chufla / y esta tarde en el Camp Nou / se ha puesto a bailar la rumba"... Rumba. Aurresku. Biribilketa. Los leones se están gustando. Pero para consumar la hazaña, mantener a cero la portería propia no basta, hay que herir al gigante para que, de seguido, hacer sangre hasta provocar una hemorragia que lo desangre y no encuentre durante la disputa ningún donante que se preste a la donancia, y si lo hubiera y bajara raudo al banquillo blaugrana, que su grupo y el del equipo catalán no fueran compatibles...
El partido son momentos. El Athletic tuvo lo propicio pero no lo supo aprovechar. Perdonar.  Es un verbo socorrido. El que perdona termina pagándolo. Yo ahondo hasta tocar fondo en el pozo de sabiduría que cavó Bielsa en Lezama y San Mamés. Tocamos el Cielo en el Teatro de los Sueños. Pero el equipo se vio necesitado a golear triplemente para ganar por la mínima.
El Camp Nou no tiene nada ni de teatro ni de sueños. El estadio del Barcelona es un circo, como de barrio, como ambulante, en el que se valora y rinde pleitesía a los payasos y se insulta a los leones. Era el día. Era la tarde. Era el momento. Pero 'Rulo' perdono, y no sólo cuando su disparo, tras desvío con los dedos por Ter Stegen, se estrelló en la base del palo corto... y a Lekue se le adelantó el defensa a la hora de apuntillar. Raúl García rondo él área con esa facilidad que se le atribuye a un tal Pedro y en su casa. Le faltó malicia.
Cuando Laporte cabalgó la banda izquierda, mi memoria retrocedió a la velocidad de la luz para plantarse en aquella eliminatoria de la UEFA 76-77... Creí ver a Argote, guante de seda en vez de bota cubriendo su pie izquierdo. Antaño, Irureta, certero su cabezazo, cazo el balón, pájaro volando, herido, muerto, a la cazuela...
Pero no era Irureta. Ni Carlos. Ni Dani, ni Ziganda, ni Urzaiz, ni Llorente, ni siquiera Aduriz, que 'enfriaba, banquillo. Era Iñaki Wilians, el centro , de Aymeric, era fantastico, pelota a huevo, la testa, cabeza que no pensó, o no se mostró diestra, falta de pericia, la portería era enorme, y el portero estaba vendido, el Rosario de la abuela en su mano, rezaba desgranando las cuentas...
Cuando Wiliams falló lo imperdonable, me empecé a temer lo peor. Y fue así que comenzó a fraguarse la derrota, no sin la estimable ayuda de González González, que no se quiso jugar su carrera de trencilla en dos posibles penaltis a favor de los leones, y que perdonó en dos ocasiones a un Gerardo Piqué que se tenía que haber ido a la ducha antes de la finalización del primer acto...
Tuvo más llegadas con marchamo de gol el Athletic Club, pero no marcó. Ni con el empate inicial. Ni con el uno a cero. La cantada espantosa de Iraizoz le dejó muy tocado al equipo. Coincido con Benito, 'el iracundo', en que, si en su mano estuviera, le hubiera dicho a Iraizoz que, cuando volviera a Lezama, recogiera sus enseres y no volviera jamás a ese Paraíso que durante tantos años había sido su casa.
Mientras a Gorka lo lapidaba con su verbo, palabras gruesas, definitivas, pasaba de puntillas, evitaba cualquier alusión a un Athletic que se muestra misericordioso cuando cualquiera de sus piezas se planta delante de la portería y ve a un portero alemán arrodillado, con las manos juntas en plegaria, lágrimas como borbotones de manantial, como granizo, como nieve, el tiempo se congela, y el Athletic, como en la película del verdugo de Berlanga, reniega de su oficio, se quita la capucha... y regresa a su casa con la conciencia tranquila por no haber sido capaz de ejecutar a un reo cuando sobre un tronco sesgado su cuello se le ofrecía, y en su mano un hacha muy afilado que los jardineros del Camp Nou recogieron de las áreas al final de la partida.
Por Luis María Pérez, Kuitxi, periodista y exfutbolista del CF Portugalete

@LuismaPrezGartz

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  1. Gotzon

    Estoy de acuerdo con Aitor, muy mal Kuitxi, llamar Gerardo a Piqué es como llamarle Jorge a Iraizoz, una falta de respeto fuera de lugar

  2. Aitor

    ¿Gerardo? No es necesario faltar a nadie para remarcar lo obvio.

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