Crónicas Mundialistas Rusas – La Selección de los Nostálgicos
Qué tiempos aquellos. La diáspora argentina se frotaba las manos. Otra vez Argentina clasificaba para un mundial y con un as en la manga: Lionel Messi, su particular 'Messías'. En cambio, la afición radicada en la Argentina se mostraba más recelosa: Messi, con la albiceleste, no es el mismo que se ve en el FC Barcelona. Para más inri, el entrenador de Argentina: Jorge Sampaoli, insistía en que ésta, la que está en la Copa del Mundo FIFA Rusia 2018, no era su selección sino que era la selección de Messi, conformada a su gusto y apetencias.Señor entrenador: no se puede ser más simplista y más indigno.
Señor Messi: tampoco se puede ser caprichoso e inmaduro en el campo portando el brazalete de capitán, aunque en su defensa digo que no le han puesto los mejores jugadores argentinos en esta selección para que pueda lucirse o sentirse más animado.
Este sábado, Islandia se midió con Argentina en un encuentro que terminó en empate en uno en el que el casi 80% del tiempo la posesión del balón fue de la albiceleste.
Pero en ese 80% del tiempo, se vieron las cosas claras: con la pelota y con Messi, sí, pero sin ideas, sin juego, sin alma. Porque no hay equipo: apenas es un combinado de individualidades que buscan salidas individuales en cada jugada de ataque. Que se anega en defensa. Cuyo mediocampo no genera ninguna táctica, ningún dibujo de juego.
Creo que ni la diáspora argentina ni la afición radicada en el país están contentas con esta selección. Yo, al menos, no lo estoy.
El conjunto de aficionados de la albiceleste somos todos nostálgicos. De jugadores-iconos como Diego Maradona, de Jorge Burruchaga, de José Luis Brown, de Mario Kempes, de Sergio Goycoechea, de Javier Mascherano. De equipos como el de Argentina 78 de César Luis Menotti, el de México 86 de Carlos Salvador Bilardo o el de Brasil 2014 de Alejandro Sabella; porque Sabella hizo magia en el desierto.
Nada me gustaría más que esta selección argentina presente pudiera hacer su propio milagro. Sin embargo, cada vez más tengo la sensación de que me sumiré en mi propia nostalgia.
Alejandra Herranz, periodista y blogger
@aleherranz
