Marcelino sale feo en la foto de su estreno
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Todas las miradas, puestas en el banquillo local de San Mamés. Todos los focos iluminando a Marcelino García Toral. El técnico asturiano de Villaviciosa, ora de pie, oran sentado, debutaba al frente de los leones luego de que la junta directiva del Athletic Club cesara a Gaizka Garitano de mala manera y en horario equivocado. Tras lo traumático que resulta perder frente a la Real Sociedad, en la Catedral y mostrando la imagen más desgarradora de la impotencia, Garitano ya no era técnico del Athletic. Se le mantuvo en el cargo, sin embargo. Formal, modosito, no te muevas, Di Patata, sonríe, aunque por dentro te estés muriendo de pena: "Patata".
Porque su mejor cara habría de mostrar frente al Elche CF, que visitaba la Catedral de seguido a ese ensayo en toda regla sobre la impotencia y la humillación. Había que ganar. El gol acrobático de Muniain. Tres puntos del valor del oro. Oro molido. Envuelto en paño. El paño, de quién. No, el de Garitano. Entrenador que, a la salida del Templo, tuvo que vaciar sus bolsillos a fin de que cualquier bien que no fuera suyo se quedara en la 'fábrica' en la que sus servicios había prestado. Escaneo. Qué duro resulta el trance. El aparato, diabólico.
Entró en Lezama como salvador. Y cumplió con cometido tan loable. Evitar que el Athletic perdiera la magia que con Real Madrid y Fútbol Club Barcelona comparte. De lo bueno de LaLiga Santander, siempre; de lo malo de Segunda, nada. Ese era el momento de haberse ido del Athletic. Porque ser el segundo miembro del 'Club de Mané' no es poco de pavo. Lo cebaron con halagos y promesas por firmar. Mucho que perder. Poco que ganar. Su periplo en en el Athletic habría de convertirse en un continuo caminar pisando espinas, rescoldos ardientes, cristales molidos. Y a la hora del sueño, dormir acostado en colchones de faquir.
Y fue así que, tras la victoria ante el cuadro ilicitano, "Garitano vete ya", que diría 'Eki'. Y Garitano se fue. A la fuerza ahorcan. Pero irse, irse de verdad, marcharse en cuerpo y alma, Cómo hacerlo un hombre de Derio que nació escuchando el temblor de los aviones y recreándose con los amigos viendo entrenar al Athletic en Lezama.
Tras su destitución [¡Dios, que duro resulta la palabra!], asumir que las instalaciones de Lezama no serán por un tiempo el sitio de tu recreo. Que a San Mames no irás porque la Catedral se te podría caer encima. Que te costará Dios y ayuda ver los partidos del Athletic por televisión. Éste, por ejemplo. El Athletic vs Barcelona en el que Marcelino García Toral ocupaba el puesto que hasta hace apenas nada era tuyo. Tres entrenamientos. Por ahí anda la cosa.
Y la gente, esa afición que en mayoría en contra tenías, expectante. Convencida de que como entrenador superarte es tarea fácil, pan comido. Tan sencillo, que hasta el más profano se atrevía con descaro a dibujar alineaciones por la radio. Areso, Vencedor, Zarraga, Ohian Sancet, Morcillo, Iñigo Vicente, Beñat Prados, el 'Bufalo' Villalibre... ¿Cuántos van? Ocho, Mantenemos a Simón en la portería. Ya van nueve, Rulo para que se pelee contra el mundo, y Muniain, para que luzca el brazalete.
Esta es la gente que se reclamaba. Recoger piedras preciosas en la Cantera y colocarlas en el verde como si fueran soldaditos de plomo. Bien. Y ahora, quién es el guapo o la guapa que se ofrece para sentarse en el banquillo y sacarles a estos chavales todo el potencial que tienen. Un paso al frente. Nadie lo da. Es por el confinamiento, Es porque no para de llover, Es por esto, es por lo otro, es por, ¡Es!...Y de pronto, Marcelino en San Mamés. Cuándo. Cómo. Por qué. Polos opuestos, tal vez. Que de Marcelo Bielsa no tenga nada. Que la sangre rojiblanca no le hierva en sus venas.
Con quién compararlo, entonces. Consigo mismo, quizás. Valiente debe ser uno para aceptar el reto de un "Caso Único en el Mundo". Pero no en el mundo aquel, ni en ése, sino en éste, cruda realidad. San Mamés lleva casi un año vacío. Vacía, la Catedral. Garitano se estrenó en un Athletic - Girona con la promesa del Vengo, llego, centro, remato, gol, ganaré
El San Mamés de hoy es un estadio vacío. Una Catedral infiel. Los leones caminan solos. Erráticos. El domador esta ciego. Y Marcelino, que hará. En día de Reyes se estrena. Melchor, Gaspar, Baltasar. La Cabalgata durará lo que tarde el séquito de Marcelino en desfilar. Lo que dure el partido. No se le pide que en tan poco tiempo nos deje su impronta. Su sello. Su juego de identidad. Que su propuesta con el paso del tiempo madure. Un partido serio de cara alegre.
"Que en el campo el Athletic haga las cosas que la afición quiere ver".
Si este primer partido ante el Barcelona es el botón de la muestra de la mercería de Marcelino, con mal pie ha debutado el entrenador asturiano.
Si Garitano ha tenido alma, corazón y vida para ponerse ante el televisor. Si su amor para con el Athletic ha sido más fuerte que su orgullo herido, habrá visto y sentido lo que uno ha creído ver mientras sentía. Ante un Barcelona que desde el inicio de curso vive instalado en el mundo de la distopía, ante un equipo distorsionado de raíz, el Athletic, en esa línea tan suya de dar de beber al sediento, de regalar empatía a manos llenas, como si adrede, de pelele se ha vestido para que la cuadrilla de Koeman se divierta manteando leones al cielo.
Qué espanto, por Dios. Qué horror. Qué desastre. Qué imagen tan lamentable. Vamos, ni a posta. Jamás, podría decir, mis ojos vieron una sesión de fútbol tan humillante. Como si Marcelino, al tanto de un posible despido de Ronald, de sparring se hubiera ofrecido para cambiar la faz del equipo culé. Y si así no fuera, si la propuesta de Marcelino guarda semejanzas con lo ofrecido y visto, más vale que...más vale que de inmediato rectifique con una pizca de humor 'marxista'..
"Estos son mis principios", dice Groucho. "Y si no le gustan, tengo otros"...
No nos gustan, claro que no, como habría de gustarnos este Athletic. Vale que apenas lleves cuatro días con los leones. Se entiende que en tiempo tan breve no tenga el equipo tu impronta. Ahora bien. Hay cosas evidentes que parecen lo que son, que son lo que parecen...
Ya de inicio, ubicados los jugadores como en zona. Ancho es el campo. Laterales pisando la cal de las líneas de banda. Centrocampistas haciendo lo propio. Tan abiertos están los jugadores, que el rectángulo es un espacio grande, enorme. Tan alejados están entre sí los futbolistas del Athletic, que todo son huecos, vías, caminos, senderos que invitan al pase, a la conducción, al juego divertido de asociarse. Para el capitán que navega. Para el pescador avezado. Son tan grandes los espacios. La tierra. El sol. El 'sistema'. 1-4-4-2.
Como Caparrós quiere jugar Marcelino. Es pregunta. Un interrogante que nadie resuelve con el paso de los minutos. Como el propio Marcelino, tal vez. Calla. Cayó el gol de Williams. Celebrado. Creía Marcelino que. Qué creía Marcelino. Se las prometía tan felices. Llegar y besar el santo Mamés. Un ramo de flores en el busto de Pitxitxi. Los partidos van más allá del gol de Iñaki Williams. Qué hacer durante los 90 minutos restantes. Nada. No había plan B. Ni C. Por no haber, no había plan. Y resultó que un Barcelona por el que ni su propia gente daba un euro, visto lo que veía, asentado en un universo infinito, se dedicó a ir de planeta en planeta para regocijo de Griezman, su 'Principito'.
Para que Messi se divirtiera como niño en el patio de su colegio. Gracias al 'Athletic de Marcelino'. Nunca un entrenador del Athletic había permitido que el Barcelona se paseara por San Mamés de esta manera. Nunca, que el Athletic caminara por el verde como si con bolas de plomo adheridas a sus tobillos con grilletes. Algo no iba bien. Y a la hora de las declaraciones, así Marcelino como Williams, el entrenador y el futbolista, como si nada hubiera ocurrido. Marcelino y sus "principios". "¿No les gustan? Tengo otros".
Ojalá que Marcelino tenga unos principios que los leones se aprendan de 'pe a pa'. Una manera de jugar a fútbol que enamore a la afición. Mucho me temo que. Mucho me temo. Tengo miedo, ay de mí. Tengo miedo de que, luego de Bielsa, lo que la grada de San Mames quiere ver ya no se vea. Que el fútbol aquel, el de verdad, se extinguiera luego de que el 'Loco de Rosario' exhibiera su talento a través de sus leones en el teatro de los sueños. Pinta mal. Pinta. Alégranos, al menos, alégranos la vida, Marcelino. Tiempos difíciles. Haz lo que puedas. Ahora que el cargador del Athletic ya no tiene la bala de Gaizka Garitano.
Muy bueno el cronista. Escribe bien y es justo: hay que ser tan crítico con gaizka como con marcelino...aunque con éste hay que cederle el beneficio de “los 100 díS” ESperemos que en ese trimestre crezca el AThletic y “marzo” sea el diminutivo de “...
Menuda chapa la del cronista. Marcelino con dos entrenamientos y cambio de sistema, poco se puede pedir y si sumamos los regalos de Simón y los despistes de Nuñez pues apaga y vamonos. Ahora es cuando hay que tener paciencia, no toda la que la Junta ha tenido con Garitano, si se le hubiese cesado antes ayer hubiéramos visto otro partido.