El talibanismo zurigorri no tiene paragón

Recuerdo aquellas épocas en las que en el Athletic Club visitábamos Carranza casi por primavera y perdíamos realzando a aquella escuadra de jugadores míticos y que al final acababan salvando la categoría. Y es que este año hemos vuelto a aquella maravillosa tierra que es para muchos vascos y vascas que, aparte de para el periodo vacacional, en general sentimos aprecio por un Club con el que tenemos buena sintonía.

Esta vez ni hemos especulado, esta vez hemos dado un puñetazo encima de la mesa y hemos firmado un partido redondo, sin vaivenes y dominado por nuestros leones de principio a fin.

La verdad que las cosas en lo deportivo, sobre todo en lo anímico, han cambiado mucho este último mes, con la consecución de un titulazo ganado a lo grande, aunque también es justo reconocer que los dos equipos grandes de LaLiga Santander tienen sus peores plantillas desde hace muchos muchos años.

La apuesta de Marcelino fue arriesgada, pero a mi juicio sensata por parte de la Dirección/Comisión Deportiva del Club. Sensata porque trae los mismos guarismos defensivos (con alguna variación), pero sobre todo porque este equipo necesitaba un cambio de chip y un cambio de mentalidad recuperando el mejor fútbol de nuestros jugadores franquicia.

Se podría hablar de la participación de los jóvenes este último mes, algo muy demandado al antiguo míster, que quizás estas últimas semanas no haya sido la que tod@s nos habría gustado, pero estoy muy de acuerdo con nuestro entrenador cuando comentó en su primera rueda de prensa que la incursión de los jóvenes tiene que ser poco a poco y que las oportunidades se las tienen que ganar.

Unai Vencedor es el único que se perfilaba para el equipo titular de Marcelino, pero ahora vemos en los últimos partidos que podría perder ese puesto.

Claroscuros en la parcela deportiva

Pero si algo tiene ahora este quipo es que se crece ante las adversidades, se cree capaz de ganar a cualquiera, en cualquier lugar y ante cualquier dificultad que le pongan por delante. Era muy importante de cara a lo que nos venía con el nuevo año, recuperar el nivel futbolístico de gente como Unai Simón, los laterales y, sobre todo, los tres mosqueteros de arriba.

Creo que eso lo hemos cumplido con creces, junto a la peligrosidad de los balones parados, y en muchos partidos la efectividad, aunque la gestión de los partidos de Copa no haya sido de mi agrado.

Entramos en un mes de febrero en el que esperemos recuperar físicamente a algunos jugadores, en el que competiremos cada siete días y el míster tendrá oportunidad de trabajar tranquilamente en Lezama, cosa que hasta ahora prácticamente le ha sido imposible.

En definitiva un Athletic en alza que deportivamente está a nada de conseguir algo histórico de la mano de Marcelino, del buen hacer de Rafa Alkorta trayéndolo y, del que nos podrá gustar más o menos, pero también del camino que nos trajo hasta aquí de Gaizka Garitano.

La asamblea del Athletic en el horizonte

Por otra parte en el ámbito institucional, estamos en semana de Asamblea Extraordinaria y las cosas, aunque la pelotita haya entrado, se ven prácticamente de igual manera. El talibanismo zurigorri no tiene paragón. Creo muy afortunado el ver que, por fin, una reclamación vieja que teníamos los compromisarios, se va realizar: que era aquello de separar la gestión de la aprobación de los presupuestos.

De esta manera el domingo tendremos  un punto uno donde se presentará ese informe de gestión. El puntos dos, con la aprobación o no de unas cuentas COVID -ya auditadas por tres auditorías distintas- presentadas en la LFP que no se tocan y se aportarán las mismas, y el punto tres. El de las cuentas para este ejercicio, retocadas y que esperemos que se aprueben por el bien de la institución lo que a algunos y algunas parece darles igual.