Fin de un calvario

José Grima III CádizCarranza despidió a su equipo como se esperaba. De la emoción del recuerdo a Ramón Blanco se pasó al enfado generalizado, con una grada que tuvo momentos donde pitó a su equipo, y acabó tomándose el partido a cachondeo.

Pero la desazón de la grada con los suyos pudo ser incluso mayor desde el inicio, si bien quedó disminuido porque la primera acción local acabó dentro de la portería con un gol de Juan Carlos Belencoso. El guión no estaba cerrado ni mucho menos. 

El partido era lo que era. El Cádiz no se jugaba nada y el Almería B las escasas opciones de jugar el playoff. Eso dejó a los de Raúl Agné en la situación que más les gusta: juego a la contra. Cuanto más encerraban los almerienses a los cadistas, más se veía la posibilidad de una contra letal que se hizo efectiva a los 17 minutos, cuando Belencoso no falló a puerta vacía. A partir de ahí llegó el cachondeo, desde el 'campeones, campeones' hasta que la grada hiciera 'la ola'. El único peligro de los de Francisco fue un centro de Edgar que se paseó por línea de gol al que no llegó Joselu.
Pero el partido plácido que se esperaba para terminar la liga se iba a romper cuando un chutazo de Edgar desde la izquierda entró por la escuadra de Aulestia a los 56 minutos. En ese momento un gol más del filial lo metía en puestos de playoff. Y lo iba a conseguir ocho minutos después con un testarazo de Míchel a la salida de un córner. Carranza estalló.
El encuentro tomó el derrotero habitual. Los amarillos pasaron a un 'quiero pero no puedo', y los rojiblancos comenzaron a controlar un partido abierto sin apuros que no tuvo más movimientos. Fin de un calvario. ¿Habrán aprendido la lección?