Remontada épica de un Cádiz que nunca se rinde

Una vez más, el fútbol premió el empuje del Cádiz. Puede que no fuera superior al Mirandés, pero de nuevo se repuso al tanto inicial de los visitantes y por medio de Abdullah y Ortuño firmó una remontada que le lleva a tener ya 40 puntos. Una barbaridad con la que ya es imposible no soñar.

El Cádiz demostró desde el inicio que iba a por el partido. En los primeros tres minutos ya había realizado una peligrosa incursión por parte de Salvi y había disparado con peligro a través de Rubén Cruz. Sin embargo, el primer mazazo fue del Mirandés, que se adelantó con un gol de Guarrotxena en una acción muy mal defendida por Carpio. En el cabezazo nada pudo hacer Cifuentes.
Era una prueba más para medir la madurez del equipo cadista, que tenía que levantar un marcador, algo que no se le había dado mal en las últimas jornadas. Sin embargo, se vio que le había afectado el tanto y en los minutos siguientes le costó mantener la pelota en su poder y regresar al guión previsto. Salvi, en una acción individual, puso a prueba al portero del Mirandés en una señal de que el Cádiz empezaba a reaccionar.
El Mirandés estaba sorprendiendo porque no tenía ningún reparo para subir al ataque, a pesar de ir ganando. Sankaré tuvo que cruzarse de manera providencial en el minuto 13 en una acción en la que Sangalli pisaba con peligro el área amarilla. La réplica la pondría Ortuño con un remate de cabeza en el minuto 17 en un lanzamiento de falta de Brian Oliván, pero el balón se fue arriba.
El Cádiz no presentaba ningún fichaje en el once y era el mismo de siempre, con sus defectos y sus virtudes. La posesión estaba muy repartida y eso era negativo para un Cádiz que no era capaz de tener continuidad en su juego cuando estaba obligado a buscar la portería de Roberto. Por la derecha Salvi y por la izquierda Brian eran los jugadores más peligrosos, pero en los primeros 20 minutos no fue capaz de inquietar al guardameta del Mirandés.
Con el paso de los minutos daba la sensación de que el equipo de Cervera estaba metiendo en su área al conjunto norteño. No con un juego excelso, pero sí usando sus armas habituales. Presión, intensidad y velocidad. Cada vez aparecían más hombres en el ataque cadista. Álvaro García, desaparecido en el inicio, empezaba a dar señales de vida y también Ortuño. 
Era complicado encontrar espacios en la defensa del Mirandés. Como siempre, el mayor peligro cuando el Cádiz era capaz de hacer un robo en tres cuartos y podía llegar en velocidad a través de Salvi o Álvaro, pero faltaba la precisión del último pase. Y cuando llegaba, faltaba el acierto. Un buen centro de Álvaro García dejó solo a Salvi, que a puerta vacía mandó el balón al larguero. Increíble la ocasión perdida en el minuto 32.
El Cádiz insistía y el premio llegó en el minuto 35. Salvi, protagonista por el fallo anterior, hizo un buen control en el área y puso un buen balón para que empatara Abdullah en un remate mordido al que no llegó Roberto. Los amarillos habían hecho lo más complicado porque empatar antes del descanso se antojaba como algo fundamental para que no entraran las prisas en la segunda parte.
Sin embargo, el partido no cambió demasiado por el empate. El Mirandés seguía atacando con desparpajo cuando podía y Cifuentes intervino con acierto en tres ocasiones. Dos a Provencio en disparos alejados y una a Maikel Mesa, que se encontró con un balón suelto en el área pequeña. No le había afectado al equipo burgalés el tanto de Abdullah. Se llegó al descanso con todo abierto y con la sensación de que ganar el partido iba a conllevar mucho sufrimiento.
Tras el descanso las cosas no cambiaban especialmente. El Mirandés no especulaba con el resultado y el Cádiz buscaba el segundo gol sin descuidarse en defensa. Cervera metió a Servando por Sankaré, amonestado, pero por lo demás el equipo seguía igual. A base de forzar córners metía al rival en su área, pero no era capaz de crear excesivo peligro.
Un par de centros de Salvi y un remate lejano de Brian Oliván habían inquietado a Roberto, pero pasaban los minutos y las fuerzas estaban muy igualadas, demasiado para la conveniencia del Cádiz. Sin embargo, para el conjunto amarillo era positivo que los visitantes no se encerraran porque así siempre tenía la opción de encontrar espacios. En el minuto 76, además, se reclamó un penalti sobre Brian Oliván.
Pero, una jornada más, el Cádiz sigue encontrando recompensas a su fe y a su empeño. Acto seguido, una porfía de Aitor por un balón parecía perdido se convirtió en un gran centro y Ortuño marcó con el pecho, desde el suelo. 
Había que mantener ese tesoro y Cervera hacía debutar a Iván Malón en lugar de Salvi. Carpio pasaba a jugar por delante de la defensa con la intención de trabar al máximo el juego de un Mirandés que en ningún momento se rendía. Cifuentes evitó el empate con una gran parada a un remate de Usero desde fuera del área. Fue el final merecido para un partido que ya hemos visto. Por suerte, terminó igual que otras veces.
 
 
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