La chica de Mango

Cristina, la pobre, por dos tarritos de ná. No es justo. Con la mano en el pecho: ¿quién no ha mangao nunca ná? Con ochos años, en un almacén de barrio, experimenté uno de los mayores subidones de adrenalina de mi infancia mangando una tableta de chicles Cheiw, de canela concretamente. ¿Fresa? ¿Menta? Eso está mu visto, eso no vale ná: ¡canela! Me sentí Curro Jiménez. Qué arte yo y mis cleptómanos huevos. Pero eso fue solo el principio de una larga carrera de ladrón de cosas inútiles y que, en cualquier caso, nunca supusieron una putada para el hurtado, que tampoco se trataba de eso. Bueno, sí, una vez. Pero la dueña se lo ganó por cabrona. Todavía tiene que estar buscando los prismáticos. Ja. Ja. Ja.

El goce del robo no está en el contenido material de lo robado sino en el morbo de violar la propiedad privada, derecho inventado por ese filósofo inglés que escribía mayormente para subnormales, como la mayoría de los filósofos que se estudian en los institutos. El goce está en burlar las soberbias vigilancias, en salir con más de lo que tenías cuando llegaste. No sé si, al menos mis lectores gaditanos, recordarán el célebre “Simago”, llamado cariñosamente “Simango”, por tanto y tanto como los gaditanos mangamos allí. Sobraba el botellón. No había salida más divertida que quedar para mangar en “Simago”.

Quienes nunca han robado no saben de lo que hablo. Por eso en esta ocasión quiero amparar a la pobre Cristina. El supermercado en el que robó pertenecía a una cadena que no necesitaba esos dos tarritos para sobrevivir, precisamente. Peor fue lo mío cuando dejé al pobre armansenero sin chicles de canela. Cuando se roba por placer, como un fin en sí, con desinterés absoluto por el objeto robado, solo existe un peligro real: que te pillen. Supongo que te querrás morir. Conozco a quien le ha pasado y se ha sentido como delante de un pelotón de fusilamiento. Pa eso atraca un banco, peaso de carajota. Si bien los bancos no podía porque ya los habían robado sus propios dueños, sí debió ser consciente de la existencia de cámaras. Un simple segurata fue su verdugo. O el dueño del supermercado, que le pasó el video a Esperanza Aguirre, a Eduardo Inda… o a Guardiola. A alguien con mu mala leche se lo pasó. A saber…

Pero lo más gracioso del Olaygate es cuando oigo a los fachas decir que “ha sido la mafia”. Cagoenvuestrosm… Si aquí no hay más mafia que vosotros. Si me inspirasteis dos comparsas en menos de cinco años (Los Ladrones y Los Mafiosos). Si la máxima política de “el poder corrompe” os la cargasteis vosotros cuando, en noviembre de 2011, llegasteis al poder ya corrompidos hasta las mismas trancas. Si no se os puede ni llamar “ladrones de guante blanco” porque no os ponéis siquiera guantes para robar. Si robáis a los pobres lo poco que tienen para sobrevivir. Si seguís gobernando chapuceramente gracias a vuestros mafiosos socios y a vuestros no menos mafiosos votantes. Si en cualquier país digno os habrían disuelto como partido. Si moralmente no tenéis derecho ni a la custodia de vuestros hijos. Si el único ejemplo que podéis dar a la ciudadanía no es ya dimitir, sino coger voluntariamente el caminito del talego. Si habéis tenido que ejecutar la subida de sueldo más desproporcionada de la historia con la policía y la guardia civil para que os protejan de nosotros… y hasta de ellos mismos.

Estamos hechos de madera distinta. Los que lleváis el código mafioso en vuestro ADN y nosotros —los que procuramos mantener el equilibrio en el alambre de la decencia, que si es difícil en este mundo, en este país lo es mucho más— no tenemos nada de que hablar porque, entre otras cosas, vosotros no sabéis hablar: como os definió Nietzsche, “los que mentís en todas las lenguas”. No obstante, en este país de analfabetos, va a haber mucha gente que va a seguir creyendo que a la rubia la han echao por mangar dos tarritos de Olay y, claro, se preguntará por qué no echan también al ministro que puso la ley de amnistía fiscal a sabiendas de que era ilegal e inconstitucional, o se preguntará por qué los 900 imputados del PP esperan juicio vacilándonos en la calle, o se preguntará por qué Rodrigo Rato, Bárcenas, Emepunto y… etcétera entre los etcéteras, para terminar defendiendo que los Jordis & Company sigan en prisión, porque aquí lo verdaderamente importante es la unidad de España, el encarcelamiento de secesionistas y que Nadal siga ganando. A mí la legión…

Hasta no hace muchos años soñábamos con la bandera de la desobediencia civil como símbolo de libertad y lucha contra las mafias de Estado. Ya no queda más propuesta que imitar el comportamiento de nuestros gobernantes, en la medida de nuestras posibilidades, claro está, no por encima, no como ellos, que esa irresponsabilidad ya nos costó una crisis, y de la crisis nos fuimos a la catástrofe, y de la catástrofe no saldremos hasta que en este puñetero país no gobierne la decencia por mayoría: o sea, que teniendo en cuenta el perfil de imbécil de varios millones de votantes, al menos yo, veo la salida complicada.

Pd.: me voy a dar una vuelta tarareando una de las mías, a ver si veo algo abierto y mango algo.

“Dijo un filósofo inglés que la propiedad privada es
un derecho natural, y lo tomé a rajatabla.
Si a eso le sumo el hecho miserable de nacer
sin que antes nadie me lo consultara,
mal empezamos, hermano, la primera nada más llegar.
La segunda no me va a coger pegando un tiro al aire.
Si te parece bien, si no también, que me da igual.
Yo no he venido aquí a servir a nadie.
Y luego leí que Dios hizo el mundo en 6 días.
-¡Carajo!, dije yo,
poco trabajo al muy ladrón le costaría…
y mira qué cosita más mal repartía…
Yo soy un ladrón con la sangre mestiza,
que roba despacio y reparte deprisa…
De otra manera es que no puedo ser,
mi país es ladrón, mi gobierno también…
Robar es cosa de hombres; no hace falta ni aprender.
Siempre ha estado a la vanguardia
de la moda de este mundo.
Los tesoros están ahí, a la una a las dos y a las tres:
el que los coja para él; no tienen dueños ninguno.
Roban las bombas la vida, roba la prensa la verdad.
El juez roba la justicia, roba la banca la riqueza.
El que no roba no vive, es mera cuestión de selección natural:
Aquí ha robado hasta Dios los ladrillos de su Iglesia.
Y luego supe que Dios
resistió las tentaciones,
de en medio se quitó
y a nuestra suerte abandonó sus creaciones,
y se llenó la Tierra entera de ladrones!
yo soy un ladrón con la sangre mestiza,
que roba despacio y reparte deprisa…
De otra manera es que no puede ser:
mi país es ladrón, mi gobierno también…
No confundas jamás a un ladrón
con cualquier sinvergüenza que roba de pronto.
Ten cuidado que hay muchos rateros
con piel de cordero y con cara de tonto.
No te fíes del hombre de bien que va a la vera
de quien tienes bastones de mando.
Los ladrones auténticos son los que roban
el corazón y lo devuelven cantando…”

Los Ladrones (2014)

JUAN CARLOS ARAGÓN