Un Cádiz sin alma enciende las alarmas

El Cádiz ya no es ni carne ni pescado. Durante dos años fue un equipo aguerrido al que costaba mucho ganar. El Tenerife lo ha logrado únicamente a base de orden y de aprovechar una de sus ocasiones. Muy preocupante aunque sólo se lleven jugadas siete jornadas.

Desde el arranque quedó claro que el dominio era de los locales. La llegada de José Luis Oltra al banquillo canario le había dado esa idea innegociable de llevar la iniciativa, algo que no molestaba en exceso a un Cádiz acostumbrado a estar sin el balón.

Cervera había apostado por el trivote, con Álex por delante de Edu Ramos y José Mari. Por momentos era capaz de discutirle la posesión a los locales, pero era algo estéril en el primer cuarto de hora, sin excesiva profundidad. Por suerte, el Tenerife tampoco tenía las ideas muy claras en ataque.

El partido se empezó a complicar con la lesión de Marcos Mauro a los 20 minutos, que obligó a improvisar con Correa de central y Carmona en el lateral. Sergio Sánchez no ha llegado bien y no está todavía para ser convocado.

Había que ver cómo notaba el equipo esa baja y se comprobó en el minuto 32, cuando el Tenerife se puso por delante con un gol de Nano Mesa. Suso llegó a la línea de fondo, metió un pase atrás y el remate fallido de Naranjo le dejó el balón muerto a Nano Mesa.

Había que reaccionar y morder de verdad arriba. Lo hizo Álex Fernández con un disparo muy intencionado con la izquierda, pero Dani Hernández realizó una gran intervención. Era el primer aviso de un equipo que amagaba sin dar. El gol en contra lo espoleó para ir hacia arriba, como ya se vio en partidos anteriores fuera de casa.

Al equipo le costaba mucho crear peligro y sufría demasiado en defensa. Cifuentes evitó el segundo al filo de descanso tras un buen cabezazo de Jorge Sáenz. Eso le permitió llegar vivo a una segunda parte en la que tenía que exponer mucho más para salir vivo de Tenerife.

Sin embargo, en el inicio de la segunda parte parecía que eran los locales los que tenían que pisar el acelerador. El Cádiz seguía siendo un equipo sin alma y estaba más cerca el segundo que el empate. Nano robó un balón a Álex en el minuto 53 y Cifuentes evitó otro gol.

Cervera daba entrada a Perea por Salvi cuando quedaba algo más de media hora en otra demostración de que la temporada ha empezado torcida. El sanluqueño no está bien y estando por detrás en el marcador, el entrenador no asume ningún riesgo. Eso se confirmó con el cambio de un delantero por otro cuando Lekic suplió a Barco.

El Cádiz sólo inquietaba con algún disparo blandito de Álex porque los cambios no estaban dando fruto alguno. El balón era cadista, pero para nada. Lo único bueno es que el Tenerife se iba metiendo en su área y eso le podía dar alguna opción a base de empujar.

Álex disparó con más peligro en el minuto 82, pero las llegadas eran aisladas y había que esperar mucho más del equipo en un partido que estaba cuesta arriba. En los últimos minutos insistía por la banda izquierda casi siempre, pero no le salía casi nada. El esfuerzo no tuvo el menor resultado y la preocupación en el cadismo es un hecho.