Los fallos propios frustran el resultado merecido

El Cádiz CF se vuelve de vacío del Wanda después de haber hecho un buen partido. Una mala actuación de Ledesma y la mala fortuna le impidieron puntuar en un choque donde mereció más. Llevó al Atlético de Madrid al límite, que acabó pidiendo la hora.

La intención del Cádiz era proponer un partido de ambición ofensiva y de seguridad atrás, pero todo se torció cuando Ledesma falló incomprensiblemente a los tres minutos. Le regaló un balón a Joao Félix, que no perdonó. Un error inadmisible con lo que hay en juego.

Había que reponerse y el equipo tenía personalidad para tener el balón. También es verdad que el Atlético no tenía el menor pudor en dárselo para salir a la contra, por mucho que jugara ante su afición.

Espino pudo empatar a los 16 minutos después de una gran acción individual de Negredo, pero el disparo le salió ligeramente desviado. La reacción fue buena y el equipo estaba dando una buena imagen en la primera media hora. Negredo disparó fuera con peligro a los 27 minutos.

No estaban sufriendo los amarillos en defensa. De hecho, el gol había venido por un fallo propio. Sobrino también se acercó al gol con un remate a los 32 minutos después de un buen robo de balón. No era justo que fuera por debajo en el mercador.

Y después de perdonarle una roja a Reinildo a petición del VAR, el Cádiz empató con un golazo de Negredo de cabeza en un gran centro de Espino con la derecha. Era el premio a lo que se había visto en una gran primera parte de los amarillos. Quedaba mucho por pelear y el Atlético dejaría de ser el equipo especulador de ese periodo, pero las sensaciones eran muy buenas.

Como era previsible, el Atlético empezó a tener el balón. El Cádiz tenía que adaptarse a esa nueva situación e intentar no ceder demasiado terreno para no empezar a sufrir. Sin embargo, el primer disparo de la segunda parte fue de Idrissi y obligó a lucirse a Oblak.

Simeone metía a Lodi, Suárez y Correa para darle más empuje ofensivo a los suyos. El Atlético quería atacar más, pero seguía con muchos problemas para generar fútbol y el Cádiz estaba muy firme y con ambición para llegar al área local.

Los amarillos habían sido capaces de frenar el empuje rojiblanco y el público del Wanda empezaba a impacientarse con los balones que perdía su equipo. Todo parecía más o menos controlado, pero la pegada del Atlético volvió a aparecer a los 68 minutos. Ledesma despejó un tiro de Correa, pero no pudo hacer nada en el rechace y De Paul hizo el segundo.

El Cádiz volvió a reaccionar bien. Giménez evitó el empate tras un remate de Luis Hernández, que aprovechaba un mal despeje de Oblak. Llegaba el equipo al tramo final del partido muy entero y con la convicción de que era capaz de hacer un segundo gol.

Y lo hizo en superioridad porque expulsó al canterano Javi Serrano por una acción que era menos violenta que la de Reinildo. El Atlético hizo lo posible para que no se jugara más y lo logró. El Cádiz ya no fue capaz de acercarse a Oblak después de una gran actuación.