Francia, octavofinalista entre dudas
Francia ha conseguido la clasificación para octavos de final de su Eurocopa como primera de grupo pero habiendo dejado en el camino el capital de prestigio que había amasado hasta que comenzó la competición, tornado tras sus tres primeros partidos en un mar de dudas.
Luis Miguel Pascual
La selección de Didier Deschamps, que consiguió dar una imagen muy convincente en los amistosos previos al inicio del torneo, ha logrado dos triunfos sin brillo, con goles en los últimos minutos, y un empate contra Suiza con una ligera pero insuficiente mejora de su imagen.
El equipo, que había logrado encender la euforia en el país organizador, escuchó algunos pitidos anoche en el estadio de Lille, ante la impotencia mostrada contra Suiza, símbolo de que ha perdido la ilusión de la grada.
Si frente a Rumanía y Albania la excusa fue que es difícil brillar contra selecciones defensivas, frente a los helvéticos tampoco consiguieron dominar a una selección que durante buena parte del partido llevó la manija del juego.
"Tenemos un importante margen de progresión", reconoció Deschamps al término del encuentro.
El seleccionador, capitán del equipo que se proclamó campeón del mundo en 1998 en su propio terreno, parece haber diseñado que la Francia de 2016 siga la estela de aquel equipo.
Entonces bajo la dirección de Aimé Jacquet, el equipo liderado por Zinedine Zidane comenzó su andadura sin convencer, recibió duras críticas de la prensa y del público, pero fue avanzando hasta proclamarse, por vez primera en su historia, campeona del mundo.
A diferencia de entonces, Francia ahora llegaba con el viento en popa de un juego vistoso y dinámico, con sus estrellas enganchadas y con el público confiado en sus posibilidades.
El único punto débil parecía la defensa, víctima de una epidemia de bajas que obligó al seleccionador a improvisar una zaga casi de circunstancias.
Pero, paradójicamente, Francia ha completado su fase de clasificación con buena nota en la defensa y mucho más dudosa en el ataque, la línea que los observadores señalaban como el punto fuerte de los anfitriones.
Hugo Lloris no ha recibido ningún gol en juego. Sólo de penalti Rumanía logró hacer un tanto en el partido inaugural. Aunque el nivel de los rivales no era suficientemente alto como para sacar conclusiones, la pareja de centrales Koscielny-Rami se ha mostrado solvente y el equipo ha encontrado un buen equilibrio defensivo, en lo que ha tenido mucho que ver el joven N'Golo Kanté, cuya labor de recuperación en el centro del campo es inestimable.
Sin embargo, el ataque no parece haber encontrado la pegada que se le suponía. Ni Antoine Griezmann, llamado a ser el líder de la delantera, ni Paul Pogba, considerado uno de los franceses con más talento del momento, han tenido la influencia en el juego que se suponía.
Francia sólo ha marcado un gol antes del minuto 89, el que le metió Olivier Giroud a Rumanía en el partido inaugural, el primero del torneo.
A partir de ahí, los "bleus" se han abonado a la agonía y, en particular, a Dimitri Payet, otro inesperado que ha llegado a última hora para convertirse en una pieza esencial del equipo.
En dos ocasiones el atacante del West Ham ha perforado la portería rival en los estertores del partido, lo que ha salvado a Francia de que la mala imagen que han dado en el terreno de juego se tradujera en el marcador.
Deschamps y sus hombres deben ahora aprovechar la corriente favorable que les ha abierto la fortuna y espantar las malas vibraciones que ha dejado el equipo.
Francia tiene que elevar el nivel, porque los rivales que le aguardan serán de mayor calidad. El de los campeones del mundo que capitaneó Deschamps es el ejemplo a seguir.