Müller, ante al espejo de Paolo Rossi
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A Paolo Rossi la pelota le jugó una mala pasada durante los cuatro primeros partidos del Mundial de España en 1982. El goleador italiano no marcó ni un gol en sus cuatro primeras apariciones de aquel torneo y 34 años después, otro delantero hambriento, Thomas Müller, vive una situación parecida que espera corregir como hizo su antecesor.
Rossi pasó de villano a héroe en tan solo unas semanas. El jugador al que sus críticos definían como "el fantasma que andaba sobre el campo" durante los primeros encuentros del Mundial de España, pasó a ser un auténtico ídolo nacional en Italia. Y es que de la nada pasó al todo gracias a los seis goles decisivos que marcó en los últimos tres partidos de la competición.
Paolo Rossi llegó al Mundial de España tras cumplir sólo dos meses antes una sanción de dos años por una supuesta participación en el escándalo del 'tottonero' (apuestas ilegales) que él siempre negó. Su reaparición, justo a tiempo para el torneo, no pasó desapercibida. Y, sus críticos más acérrimos, se frotaron las manos durante los primeros duelos de la selección italiana.
En ellos, durante la fase grupos, Rossi no consiguió marcar ante Polonia (0-0), Camerún (1-1) y Perú (1-1). Después, contra Argentina, en el primer partido de la siguiente fase de grupos clasificatorio para las semifinales, tampoco vio portería. Antonio Cabrini y Marco Tardelli se encargaron de sellar el destino de la Argentina del joven Diego Armando Maradona
Pero, en el partido decisivo por las semifinales, por fin, al quinto, Rossi apareció con una actuación espectacular ante Brasil en un duelo mítico en el estadio de Sarrià. Con sus tres goles, Italia ganó 3-2 y liquidó al que dicen que fue uno de los mejores equipos de todos los tiempos, con Eder, Cerezo, Sócrates, Falcao y Zico al frente.
Rossi silenció a todos los críticos que pedían su cabeza y, después, en semifinales, derrotó a la Polonia de Boniek y Lato con otros dos goles. Tampoco falló en la final e Italia ganó 3-1 a Alemania con otro tanto de un jugador que estuvo condenado durante una buena parte del campeonato.
Sus detractores tuvieron que aguantar que Rossi se convirtiera en el máximo goleador del Mundial con seis dianas por delante del alemán Karl-Heinz Rummenigge. Y, además, al final de 1982 fue elegido el mejor jugador europeo tras ganar el Balón de Oro concedido entonces por la revista especializada "France Football".
Años después de todo aquello, Müller, goleador implacable en los Mundiales (5 en Sudáfrica 2010 y otros tantos en Brasil 2014), no sabe lo que es marcar en una Eurocopa. También participó en la anterior, en Polonia y Ucrania 2012 y se marchó en semifinales eliminado por Italia sin lograr ni un solo acierto.
Ahora, Alemania vive de nuevo pendiente de Müller. Como Rossi en 1982, lleva 360 minutos consecutivos sin marcar un gol en un gran torneo. Y, como Rossi, no pierde la confianza de su entrenador en ningún momento. El delantero italiano, en aquellos días, contó con la fe extrema de Enzo Bearzot, a quien el tiempo le dio la razón.
Müller también tiene con el apoyo incondicional de su seleccionador, Joachim Löw, que no duda en la capacidad de su jugador: "Müller es un ganador que constantemente quiere vencer. Está pasando por un periodo en el que no está marcando, pero estoy plenamente satisfecho con él. Con sus movimientos, confunde a los defensores. Lo otro, ya llegará", dijo esta semana.
Los cuartos de final de la Eurocopa están al caer para Alemania y Müller, salvo sorpresa, jugará el partido ante Italia. Como Rossi en 1982, comenzará el choque con cero goles después de cuatro partidos. Pero, como Rossi, espera recuperar su olfato goleador en el momento oportuno, cuando un acierto puede valer un título. Müller, sin duda, se encuentra ante el espejo de Rossi. Seguro que se quiere reflejar en él.