Dio la cara, pero salió cruz
España se ha despedido de la Eurocopa. Esta vez la tanda de penaltis salió cruz. Si ante Suiza la suerte final cayó del lado español, en esta ocasión se deslizó por el lado italiano con los fallos de Olmo y Morata. España dio la cara, hizo un gran partido, es la realidad. Tampoco se puede decir que fuera eliminada de forma injusta, porque igual que los de Luis Enrique hicieron su partido de forma notable, Italia hizo el suyo también de forma acertada. Distinta fórmula, mismo resultado, un empate tras 120 minutos. El balance de España, pese a la crueldad de los penaltis, es muy positivo. Alcanzar las semifinales, dar la cara como lo hizo, la evolución de la selección dan pie a ser muy optimistas para el futuro, para el Mundial por ejemplo.
Pero también hay que tener los pies en el suelo para reconocer que España ha hecho una Eurocopa más bonita que buena, y que al primer rival de entidad al que se ha enfrentado en el torneo, ha ido a la calle. Dando la cara, sí, compitiendo y siendo mejor en fases del encuentro, por supuesto. Pero aún así no le dio para superar a Italia. España es ese equipo que no pierde, porque se va sin perder, pero que ha ganado poco, en 90 minutos solo a Eslovaquia. Por ahí, por la eficacia, por la definición, por la contundencia en citas de alto nivel debe ir la evolución y mejora española, como por la defensa, que pese al buen partido ante Italia también tiene mucho margen de mejora.
España hizo un muy buen partido, una muy buena semifinal, que acabó empatando a una Italia de perfil bastante similar. No es una Italia de grandes estrellas, de grandes jugadores, es una Italia sacrificada y colectiva, que se vengó desde los once metros de aquella final de 2012, de aquellos penaltis de 2008.
Partidazo desde el inicio
El partido respondió a las expectativas desde el inicio. Italia salió muy arriba, mordiendo, con intensidad, con agresividad... pero ese arranque duró lo que tardó España en hacerse con la pelota. La selección de Luis Enrique no cambió su estilo pero sí obligó a Italia a cambiar el suyo, al menos a variarlo. España empezó a carburar a partir de los diez minutos gracias a un centro del campo preciso y rápido de pensamiento y al efecto Dani Olmo, dícese del falso nueve que colocó Luis Enrique que a efectos prácticos se convertía casi en un centrocampista más en la elaboración, en la combinación. Además estuvo brillante al primer toque y en la lectura del juego el delantero del Red Bull. Eso generaba superioridad numérica española en la medular y propició que hilvanando y combinando salieran varias jugadas de mérito con aproximaciones al área, además de una posesión bastante continuada. En resumidas cuentas, España empezó a jugar bastante bien desde atrás hasta adelante, aunque con falta de remate, y obligó a Italia a defenderse y poco más durante gran parte del partido. Llegaron además un par de ocasiones peligrosas, sobre todo un disparo del omnipresente Olmo que intuyó bien Donarumma.
Pero Italia, aunque se viera obligada a modificar su modus vivendi en el partido, sabía cómo agarrarse también al partido. Sabía en qué tipo de partido estaba, sabía dónde y cómo sufrir y dónde y cómo intentar aprovechar sus opciones. La intensa presión italiana cuando España salía de muy atrás también empezó a generar algunos errores conforme avanzaba el partido, y también el equipo de Mancini tuvo sus ocasiones, las más claras de hecho, en un balón largo con una salida alocada de Unai Simón y un remate de Emerson Palmieri al larguero. España jugaba bien, por momentos muy bien, pero Italia sabía aprovechar sus momentos en el partido para asustar, y bastante.
De Chiesa a Morata
Arrancó la segunda parte parecida a la primera. Con una Italia impetuosa y una España que todo lo quería hacer con balón, esa es su cátedra, ese es su dogma. Los dos equipos, a su manera, estaban manejando el partido en realidad a su antojo. España tenía la posesión y elaboraba bien, generaba ocasiones, aproximaciones, algunas claras, como un disparo de Busquets. Pero Italia también tenía el partido donde quería. Esperaba un fallo, una ocasión, para asestar su golpe. Y ese golpe llegó. Una jugada rápida iniciada por Donarumma acabó en un mal rebote entre Laporte y Eric y un desenlace de Chiesa de mucha calidad. El 1-0 ponía el partido cuesta arriba, muy cuesta arriba porque Italia defendía con orden, era España quien tenía que hilar fino porque los Chiellini, Bonucci y compañía no concedían nada, absolutamente nada. Pese a todo, y pese al palo, España se fue recuperando poco a poco, tocando y mejorada con los cambios. Antes de ser sustituido Oyarzabal tuvo una ocasión clarísima, pero con Morata, Gerard, Rodri... ya en el campo el equipo de Luis Enrique recuperó el pulso, físico y futbolístico. Aunque empezó el delantero de la Juve en la banda, con Olmo por dentro, la jugada del empate llegó con el cuestionado delantero por dentro, con una arrancada made in Morata, una pared de lujo de Olmo y una definición con calma del posiblemente gran protagonista de la selección en la Eurocopa.
🤩 ¡¡Una pared espectacular y una definición de categoría para poner el empate!! ¡EN VÍDEO, el golazo de Morata! https://t.co/QJ5BniGL7t
— ElDesmarque (@eldesmarque) July 6, 2021
El empate sentó bien a España, que incluso tuvo aproximaciones peligrosas tras el 1-1. El partido había subido un nivel de tensión, bajado uno físico pero mantenía el mismo guion. España hacía su partido, Italia, también. España tenía su registro, Italia, también, y no paró de amenazar con contras en todo el encuentro.
Aún así, el partido alcanzó la prórroga con una España más entera. Italia, tras 90 minutos corriendo tras la pelota, empezó a notar más el cansancio. Se replegaba pero empezó a perder salida, sorpresa en ataque. Mientras que el equipo de Luis Enrique seguía manejando la pelota, buscando con paciencia mejores opciones y hasta teniendo un par de ocasiones peligrosas que desbarató Donarumma.
La segunda parte de la prórroga sin embargo se espesó. Ya sin Busquets, que fue sustituido por un Thiago horrible, que no acertó en ninguna acción, España perdió el norte y prefirió no arriesgar. Italia llegó en alguna ocasión pero el encuentro tenía ya una sentencia, penaltis.