No lo ha tenido nada fácil, pero Alfonso Cabello (Córdoba, 1993) ha conseguido cumplir su sueño y dedicarse a lo que le apasiona de manera profesional. El ciclista andaluz, que logró el oro individual y el bronce por equipos en la prueba del kilómetro contrarreloj C4-5 de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, ha narrado en ElDesmarque cómo ha sido su camino hasta llegar al lugar en el que hoy se encuentra. Los ingredientes que no han faltado en todo este proceso han sido el esfuerzo y un afán de superación que sólo hacen que mire al futuro con optimismo y ambición ante lo que está por venir.
A sus 28 años, el deportista se ha convertido en todo un ejemplo de constancia y trabajo en el mundo del ciclismo. A pesar de esto, Cabello no empezó en el deporte sobre las ruedas de una bicicleta, sino que la natación fue donde dio sus primeros pasos. "Empecé en natación y fue por una recomendación médica que le hicieron a mis padres para desarrollar mi cuerpo de la mejor forma posible -nació sin parte del antebrazo izquierdo-. Estuve varios años compitiendo hasta que, por casualidad, descubrí el ciclismo de competición y me apasionó tanto que decidí dejar la natación por competir con la bici".
Procedente de una familia humilde, a la que agradece todo el esfuerzo que ha hecho para que él pudiera cumplir su sueño sobre las dos ruedas, el ciclista cordobés considera que la mayor barrera que ha conseguido tumbar ha sido "la de las personas que nos ven como menos capaces, las típicas personas que ven a una persona con discapacidad y piensan que por el hecho de ser distinta es menos capaz".
Alfonso recuerda cómo hace unos años vivió una situación de discriminación simplemente por tener otras capacidades distintas al resto. "Hace diez años fui con mis padres a competir a una carrera de ciclismo escolar y allí nunca había ido a correr. No me conocían y los jueces decían, por queja de los padres de los otros participantes, que no me podían dejar salir... Un niño con un brazo menos, sin ningún tipo de sujeción en el manillar y ahí frenando con una mano, que era una peligro que los iba a tirar a todos".
"Después de mucho hablar y mucho pelear, conseguí que me dejasen salir y acabé ganando la carrera bajo la incredulidad de todos los padres, jueces y niños que estaban allí, eso me motiva tanto. Por eso, me gusta marcarme estos retos para demostrarme a mí mismo que el hecho de ser distinto no me convierte en una persona menos capaz. Ser distintos no nos hace menos capaces y que todas esas personas que nos prejuzgan vean que, en ciertas ocasiones, no es así, que hay que esperar a conocer a una persona y no prejuzgar a nadie", reflexiona el deportista andaluz.
Para Cabello, el deporte lo es todo. De hecho, considera que si no fuera por él, hoy en día no sería la persona que es. "Tiene arraigado una serie de valores y de principios que hacen a cualquier persona mejor", señala el andaluz. "Alfonso Cabello es quién es hoy gracias a los valores que aprendió del deporte. Gracias al sacrificio, gracias a esa capacidad de superación. Por eso, estoy tan convencido que el deporte es clave no sólo para los deportistas de élite, sino para cualquier persona".
El deporte adaptado ha ido "subiendo escalones" para ser lo que es hoy en día. Así lo explica el propio Cabello que reconoce que "no es el que era diez años atrás". "Actualmente, los deportistas paralímpicos podemos vivir del deporte, cosa que antes de Pekín 2008 era algo impensable". "Aunque vamos por buen camino, no debemos conformarnos", matiza el cordobés.
Para continuar con ese crecimiento, las becas son fundamentales porque, tal y como reconoce Cabello, "al final, lo económico, nos guste o no, lo mueve todo y en el deporte no es distinto". "Cuando quieres dar el salto a competir a nivel internacional son rivales con unas infraestructuras enormemente superiores a las que tenemos. Tienen medios económicos muchísimo mayores y eso se traduce en cosas sencillas como pueden tener un entrenador con ellos todos los días, que pueden tener un psicólogo deportivo, que pueden tener, en el caso del ciclismo en pista, un ingeniero para el túnel de viento, un mecánico, un biomecánico y son cosas que aquí en España sólo podemos soñar".
"En mi caso, la Fundación Andalucía Olímpica me ayudó muchísimo a dar el salto, a pasar al plan ADO y, sin su ayuda, no hubiera podido competir al máximo nivel ni medirme en las mejores condiciones posibles a otras personas que cuentan con más recursos", detalla el ciclista.
Alfonso Cabello logró subir a lo más alto del podio en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 para colgarse el metal dorado tras vencer en la contrarreloj de 1.000 metros de ciclismo en pista. Pero no fue su único éxito, pues hizo récord del mundo firmando un tiempo de 1:01.557. "Ha sido el hito más grande a nivel deportivo que he conseguido hasta el momento. No sólo por el hecho de ganar en unos Juegos Paralímpicos, que siempre es especial y que ya lo hice en Londres, sino de la manera en la que gané, hice el récord del mundo. Salió la carrera perfecta, que es lo que siempre busco al margen del resultado deportivo", asevera el deportista.
De aquel momento, recuerda que cuando estaba esperando para salir en los Juegos Paralímpicos de Tokio, el rival que le precedía hizo récord del mundo. "Salía el último y partía como favorito, y cuando el deportista que te precede hace récord del mundo y tú nunca has hecho esa marca entrenando tienes dos opciones: o desmotivarte y pensar que hasta ahí no llegas o armarte de valor y salir a por todas y en ese momento de tantísimos nervios, es complicado afrontar una situación así".
Por eso, el ciclista considera que "la psicología es súper importante y tenemos que mantenernos muy fuertes porque cuando el físico no acompaña, la psicología puede lograr darle la vuelta a la situación. Por muy fuerte que estés físicamente como la cabeza no acompañe, no llegas a ninguna parte".
Si hay algo que Alfonso Cabello tiene claro es que "todo lo que merece la pena en esta vida requiere un gran esfuerzo, que no hay nada bueno que te regalen y que no tengas que luchar para conseguirlo, que salgan de su zona de confort que de verdad merece la pena intentarlo". "Nadie te asegura que lo consigas, pero lo que está claro es que si no lo intentas no lo vas a conseguir".
"Creo que soy la viva imagen de una persona trabajadora que me considero que no tengo unas capacidades extraordinarias, que lo que hago es trabajar muy duro, luchar por mis sueños, ser constante y lo he conseguido, así que si yo lo he conseguido, otra persona en mi misma situación sería capaz de conseguirlo", asegura el deportista cordobés.