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Cinco días después del traumático estreno contra Finlandia (0-1), marcado por el colapso de Christian Eriksen, Dinamarca regresa al estadio Parken obligada a puntuar para seguir viva frente a una de las favoritas del torneo, Bélgica, que busca cerrar el pase a octavos.
Dinamarca venía como una de las aspirantes a dar la sorpresa y se encontró en su debut con un drama que la ha dejado sin su mejor jugador, que permanece hospitalizado tras superar un paro cardíaco, y una derrota que compromete sus opciones. Bélgica, que goleó a Rusia, llega en una posición confortable.
La "Dinamita roja" es un interrogante, en lo táctico y lo anímico. Hjulmand ha admitido que sustituir a Eriksen es imposible y que buscará una solución colectiva. Ello puede provocar un cambio de sistema, un 5-3-2 que ya ha usado antes, aunque no en los dos partidos contra Bélgica, ambos derrotas, en la Liga de Naciones.
El seleccionador danés también ha dejado entrever que hay algunos jugadores no recuperados del todo de la conmoción causada por el episodio, lo que añade aún más dudas sobre el equipo que alineará. Lo que sí es seguro es que podrá contar de nuevo con el extremo Robert Skov, ausente contra Finlandia por un esguince de tobillo.
Si decide mantener el 4-3-3, podría optar por Mathias Jensen haciendo de Eriksen, como en la segunda parte contra Finlandia. El exjugador del Celta, que ya estuvo a sus órdenes hace años en el Nordsjælland danés, fue el mejor en el amistoso contra Bosnia.
Entre la alegría y alivio por la mejora de Eriksen y la vuelta a la normalidad, la selección danesa no ha ocultado su desagrado con la decisión de UEFA de darles solo dos opciones el sábado: o acabar el partido ese día o hacerlo al siguiente. Una falta de tacto y de humanidad para Hjulmand, respaldado por varios jugadores.
Los de Roberto Martínez cuentan con que el partido tendrá una atmósfera extraña debido al susto de Eriksen.
"No será necesariamente agradable. Y para ellos, no será fácil", comentaba el martes en rueda de prensa el defensa Toby Alderweireld, quien al igual que sus compañeros Romelu Lukaku y Jan Vertonghen es amigo del futbolista danés del Ínter de Milán.
Lukaku, en particular, quedó muy afectado al ver las imágenes de Eriksen en el suelo. Lloró mucho, dijo después, y una vez los diablos rojos supieron en el autobús que les llevaba al estadio en San Petersburgo que el jugador estaba consciente y hablaba, se propuso marcar en su honor. Y lo hizo, dos veces, colocándose como máximo goleador del torneo con Cristiano Ronaldo.
Más allá de lo emotivo, Bélgica llega al duelo tras dominar a Rusia de principio a fin y con buenas noticias desde la enfermería, con el alta del centrocampista Axel Witsel, que se ha recuperado a velocidad "exprés" de una rotura del tendón de Aquiles sufrida en enero, con Eden Hazard cada vez mejor físicamente y con Kevin de Bruyne entrenando ya con el grupo.
Hazard, atacante del Real Madrid y capitán de Bélgica asediado por las lesiones en las dos últimas temporadas, jugó 10 minutos contra Rusia y el seleccionador ha avanzado que la idea es que dispute una mitad contra Dinamarca, aunque Martínez tendrá que decidir si recurre a él en la primera o en la segunda parte.
También se ha reincorporado al grupo el capitán del Manchester City, Kevin de Bruyne, que sufrió una doble fractura en la cara en la final de la Liga de Campeones. Sin confirmación oficial aún, todo apunta a que el mejor jugador de la temporada en la Premier disfrutará de algunos minutos frente a los nórdicos.
Se esperan más rotaciones en los diablos rojos respecto a Rusia, de cara a un torneo en el que Bélgica se ve jugando bastantes partidos, y es factible que el extremo izquierdo del Atlético de Madrid Yannick Carrasco empiece en el banquillo y Martínez de entrada por la derecha a Jéremy Doku.
La perla de los diablos rojos, que acaba de cumplir 19 años, no jugó en San Petersburgo y tuvo sólo 10 minutos en el amistoso previo frente a Croacia, pero brilló en los 45 minutos que tuvo frente a Grecia en el primero de los partidos de preparación para el torneo.