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España inició por tercera vez en su historia una Eurocopa enlazando dos empates en sus dos primeros partidos. Las estadísticas navegan entre precedentes positivos (1984, cuando acabó siendo finalista) y negativos (1996, cuando avanzó sólo hasta los cuartos de final).
Sólo existe un inicio con peores resultados y significó el adiós de Ladislao Kubala al cargo de seleccionador tras 11 años. Fue bajo otro formato de competición, en la Eurocopa 1980, que aumentaba el número de participantes a ocho.
España iniciaba su participación en la fase final con un empate sin goles ante Italia y caía derrotada en la segunda jornada ante Bélgica (2-1). El mismo resultado se repetía ante Inglaterra y llegó la eliminación.
España sólo comenzó en una ocasión una Eurocopa con derrota. En 2000, cuando perdió ante Noruega pero reaccionó en la segunda jornada derrotando a Eslovaquia (1-2). Selló su pase derrotando a Serbia y Herzegovina en un partido inolvidable para Alfonso Pérez.
Es la tercera ocasión que encarará con sólo dos puntos el último partido de la fase de grupos. En la Eurocopa 1984, con el regreso de Miguel Muñoz como seleccionador, había firmado sendos empates a un tanto frente a Rumanía y Portugal, y acabó clasificándose primera de grupo gracias a dar la sorpresa frente a Alemania Federal con un tanto de Antonio Maceda (0-1).
Acabó siendo subcampeona de una edición con menos encuentros, pasando directamente a una semifinal que superó en los penaltis ante Dinamarca. La maldita final se le escapó ante la anfitriona, la Francia de Michel Platini, con la inolvidable acción del portero Luis Miguel Arconada.
En la Eurocopa 1996, con Javier Clemente al mando, España igualó en su estreno con Bulgaria y repitió ante Francia, ambos partidos a un tanto. Quedaba al borde de la eliminación al no depender en aquella ocasión de sí misma, pero su triunfo ante Rumanía (2-1) y la victoria de Francia sobre Bulgaria le permitieron avanzar. En cuartos caería en los penaltis ante Inglaterra.