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El Tour de 2022, que comenzará el 1 de julio en Copenhague, contará con varios puntos fuertes.
La segunda etapa y la cuarta están marcadas por el viento y la posible formación de abanicos, porque se desarrollan junto al mar. En Dinamarca, sobre los puentes del Báltico, con 18 de los últimos 20 kilómetros en una región donde en 350 días al año sopla el viento y camino de Calais en la costa del Canal de la Mancha. También puede aparecer en la decimoquinta etapa con final en Carcassona.
Regresan al recorrido del Tour tras cuatro años de ausencia, con 11 sectores y un total de 19,4 kilómetros en la quinta etapa. Es algo menos que en la última edición, pero más que en las cuatro anteriores en las que hubo "pavés".
Hasta cuatro etapas que no tienen la etiqueta de montañosas cuentan con finales accidentados. La sexta en Longwy, con un nervioso ascenso final y rampas del 12 %; la octava, con final en la cota del Estadio Olímpico de Lausana que incluye cuatro kilómetros de subida; la décima con 21 kilómetros sin parar de ascenso suave a Megéve; y la decimocuarta con final en el aeródromo de Mende y sus 3 kilómetros al 10,2 % de desnivel.
Cinco finales en alto hacen de la montaña en el Tour de 2022 uno de los aspectos más decisivos. La Planche des Belles Filles en la séptima jornada y sus 7 kilómetros al 8,7 % para empezar.
En los Alpes, el col du Granon (11,3 kilómetros al 9,2 %) tras haber superado el Telegraphe y el Galibier; el Alpe d'Huez (13,8 kilómetros al 8,1 %) tras el Galibier y la Croix du Fer.
En los Pirineos, la etapa de Peyragudes (8 kilómetros al 7,8 %) tras subir Aspin (12 kilómetros al 6,5 %), Ancizan (8,2 kilómetros al 5,1 %) y Val Louron (10,7 kilómetros al 6,8 %); y la de Hautacam (13,6 kilómetros al 7,8 %) tras ascender el Aubisque (16,4 kilómetros al 7,1 %) y el inédito Spandelles (10,3 kilómetros al 8,3 %).
Si los 11 kilómetros de salida, planos, por las calles de Copenhague parecen prometidos a los especialistas, los 40 últimos en un terreno accidentado entre Lacaplle-Marival y Rocamadour, la víspera del final, estarán más marcados por las fuerzas restantes y prometidos a los favoritos del pelotón.
A ello se suman las dos subidas del tramo final, sobre todo la que conduce a este santuario mariano, para medirá las últimas fuerzas.
Son cinco kilómetros cronometrados menos que el año pasado, pero en la media de las últimas ediciones, en busca de un sobresalto de última hora como el que sucedió en 2019 con la victoria del esloveno Tadej Pogacar en la crono final en La Planche des Belles Filles.