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La vuelta del Barcelona a la Copa del Rey parecía ser un mero trámite, ya que se enfrentaban a un equipo que actualmente se encuentra dos divisiones por debajo de los culés. Después del Mundial de Qatar y del tropiezo en casa en LaLiga Santander, la necesidad del equipo de Xavi era dar una buena imagen. No obstante, el Intercity se puso en medio de esos objetivos y el Barça no salió muy reforzado del choque.
Todo ello pese a que el encuentro comenzó siguiendo los planes de Xavi. Araújo cabeceaba un balón tras un saque de esquina en los cinco primeros minutos de partido, adelantando al Barça en el marcador. Ir en ventaja contra un equipo de inferior categoría parecía casi una sentencia, sobre todo teniendo en cuenta la gran superioridad en cuanto a posesión de balón y a remates que tenía el conjunto blaugrana.
Pese a sus grandes números, no tenían éxito de cara a portería y el partido llegó al descanso con el 0-1. Lo que nadie imaginaba era lo que pasaría después. Soldevila empató el encuentro para el Intercity en un gol que se convertía en un claro aviso para los culés. Dembélé se encargó de contestar con el 1-2, poniendo de nuevo al Barça por delante.
Pero Soldevila, de nuevo, puso el 2-2 en el marcador y en terribles aprietos a los culés. Raphinha volvió a contestar bastante rápido a ese gol con el 2-3, dando a entender que ya era difícil que hubiera más goles. Sin embargo, el partido se había convertido en una locura y Soldevila, de manera sorprendente, puso el 3-3 y su hat-trick personal en el minuto 86 para mandar el partido a la prórroga.
En terribles apuros por el propio resultado, los de Xavi fueron muy superiores en la prórroga y Ansu Fati marcó el 3-4 definitivo. El Barcelona pasó de ronda, pero la necesidad de la prórroga y los tres goles encajados dejan muchas dudas en torno a la solidez del equipo.