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LaLiga Santander no está decidida y esa es la idea que tiene el Real Madrid para meter presión al Barcelona cada jornada. Después de unas semanas complicadas en el campeonato doméstico, el equipo blanco necesitaba recuperar buenas sensaciones. Ganar al Espanyol era vital para no dar por perdido el título y el Santiago Bernabéu presenció la trascendencia que tiene Vinicius cuando se complican las cosas.
Ancelotti apostó con un once sin rotaciones salvo la baja de Benzema por lesión pero las dudas llegaron demasiado pronto. En un fallo de Camavinga, que jugó de lateral izquierdo, los pericos no perdonaron con un golazo de Joselu a la escuadra para agitar el partido. Los blancos se pusieron por detrás del marcador y el equipo no terminaba de arrancar hasta que el brasileño abrió la lata minutos más tarde.
Vinicius se cocinó un jugada individual en la que se fue perfilando para ajustar un balón al palo largo para despertar a su equipo gracias al gol del empate. Ya, minutos antes de irse al descanso, Tchouameni colgó un balón con el exterior al segundo palo y apareció Militao para dar un testarazo que dio la vuelta al marcador. Actualmente es el jugador con más goles de cabeza del campeonato (cuatro).
Ya, en la segunda mitad, ambos equipos apenas tuvieron grandes ocasiones para ampliar el marcador. Mientras el Espanyol arriesgaba para marcar el segundo, el Real Madrid vasculaba y esperaba a la contra para cerrar el triunfo. En el tiempo de descuento, Nacho se marchó con autoridad para sorprender al rival y dejar un balón en bandeja a Marco Asensio para meter el tercer gol definitivo y llevarse los tres puntos. Un resultado que vuelve a crear optimismo para olvidar los pinchazos pasados.